DISCLAMIER

Nada de esto es propiedad mía, solo son traducciones realizadas a partir del fanfic creado por ChoicesHP, la saga Crepúsculo y todos sus personajes pertenece a Stephanie Meyer. No nos adjudicamos ningún crédito de autoría de las historias.

jueves, 7 de julio de 2016

CAPITULO 20. NUEVO

CAPITULO 20. COMPLETO
CAPITULO 20. NUEVO.
“Nuevo”, leyó Rosalie.
Se percibía todo con una inusitada claridad.
Esa es una experiencia interesante, ¿verdad?, dijo Emmett.
Los contornos eran precisos y definidos.
Encima de mi cabeza refulgía una luminosidad cegadora, a pesar de lo cual todavía era capaz de ver los hilos incandescentes de los filamentos dentro del globo de la bombilla y distinguía todos los colores del arco iris en la luz blanca, y al borde mismo del espectro, un octavo color cuyo nombre no conocía.
“Lo llamamos Yamon ", dijo Emmett. (En esta parte no estoy muy segura como se traduce Yamon).
“No lo hacemos", Edward rodó los ojos.
“Debe tener un nombre", Emmett hizo un puchero.
"No ese el nombre", dijo Edward.
"¿Por qué no?" preguntó Emmett.
“No voy a tener esta conversación contigo otra vez", se quejó Edward. "Especialmente no ahora".
"Tienes razón... quiero saber qué pasa con Bella", dijo Emmett.
Más allá de la luz pude distinguir los granos individuales de la madera oscura en el techo que nos cubría. Debajo de él, veía las motas de polvo flotar en el aire y aquellos lugares a los que llegaba la luz, distintos y separados de los oscuros. Giraban como pequeños planetas, moviéndose unos alrededor de los otros en un baile celestial.
El polvo era tan hermoso que inhalé sorprendida. El aire se deslizó silbando por mi garganta, haciendo girar las motas de polvo en un embudo. Me pareció que algo iba mal.
“Uno se acostumbra a ella ", dijo Emmett.
“¿Es realmente tan raro?", preguntó Alice. En realidad no se acuerda de la respiración... o cualquier otra cosa acerca de ser humana, por lo que todo lo que hacía como un vampiro sólo se sentía natural.
“Si”, dijo Edward.
Reflexioné y me di cuenta de que el problema era que no sentía ningún alivio al respirar. No necesitaba el aire, y mis pulmones no me lo pedían ya. Es más, reaccionaban de forma diferente al llenarse.
No necesitaba el aire, pero me gustaba, porque me permitía saborear la habitación que me rodeaba, aquellas encantadoras motas de polvo, la mezcla del aire viciado con el flujo de una brisa ligeramente más fresca que venía de la puerta abierta. Probé también un olorcillo suntuoso a seda. De igual modo percibí el gusto tenue de algo cálido y deseable, algo que podría ser húmedo, pero que no lo era...
Rosalie frunció el ceño, no le gustaba cómo sonaba eso.
Ese olor hizo que la garganta me quemara por la sequedad, un eco ligero del ardor de la ponzoña, aunque estuviera teñido del tufo penetrante del cloro y el amoníaco.
“Hm... así que está sintiendo la sangre que estaba en la otra habitación", dijo Emmett. “Una persona no limpia lo suficiente".
Y por encima de todo, pude saborear un aroma mezcla de miel, lilas y sol
“Edward” dijeron todos.
que era el que predominaba sobre todos, el de aquello que tenía más cerca.
Escuché el sonido de los demás, que volvían ahora a respirar de nuevo ya que yo también lo había hecho. Su aliento se mezcló con el de miel, lilas y luz de sol, mostrando otros ingredientes. Canela, jacinto, pera, agua salada, pan recién hecho, pino, vainilla, cuero, manzana, musgo, lavanda, chocolate... Necesité usar más de  una docena de comparaciones en mi mente, aunque ninguna de ellas le encajaba a la perfección. Era algo tan dulce y agradable.
La televisión del piso inferior estaba apagada, y escuché a alguien, ¿Rosalie?, cambiar su peso de un pie a otro en el primer piso.
“No necesito cambiar mi peso", dijo Rosalie.
"Pero si estás sosteniendo al bebé, tal vez sea posible" propuso Esme.
También distinguí un tenue ritmo de golpeteo mientras una voz replicaba con enfado al sonido. ¿Música rap? Me sentí desconcertada durante un momento, y después el sonido se desvaneció como si fuera el de un coche que pasara con las ventanillas bajadas.
Pegué un respingo, me di cuenta de que seguramente era eso mismo. ¿Acaso podía oír la autovía desde allí?
“Pues bien, parece que todos sus sentidos están trabajando muy bien", se rio Emmett.
No caí en la cuenta de que alguien me sujetaba la mano hasta que ese alguien me la apretó con dulzura. Del mismo modo que antes había tenido que ocultar el dolor, mi cuerpo se cerró de nuevo debido a la sorpresa. Ése no era el contacto que había esperado. La piel era del todo suave, pero con una temperatura equivocada, porque no estaba fría.
“No voy a estar frío para ti nunca más”, sonrió Edward.
“Pero tiene sentido que reaccione de esa manera", dijo Jasper. "En vista de que es a lo que está acostumbrada”.
Después de ese primer segundo paralizado por la sorpresa, mi cuerpo respondió al tacto poco familiar de un modo que aún me chocó más.
El aire siseó por mi garganta, salió disparado por entre mis dientes apretados con un sonido sordo y amenazante, como el de un enjambre de abejas. Antes de que el sonido se apagara, mis músculos se agruparon y arquearon, retorciéndose para apartarse de lo desconocido. Salté sobre mi espalda con un giro tan rápido que debería haber convertido la habitación en un borrón incomprensible, pero no fue así. Seguí viendo cada una de las motas de polvo, cada astilla de las paredes cubiertas de paneles de madera, cada hilo suelto con detalles tan microscópicos que mis ojos giraron a su vez.
Reaccioné a la defensiva y me agazapé, pegada a la pared, hasta que comprendí qué me había asustado unas décimas de segundo más tarde y por qué había tenido una reacción tan desmedida.
Sí... pero no eres el único que reacciona de forma exagerada en esta familia", se rió Emmett.
Oh. Claro. Edward ya no me daría la sensación de estar frío. Ambos teníamos ahora la misma temperatura.
Mantuve la postura durante una décima de segundo más, adaptándome a la escena que tenía delante de mí.
Edward estaba inclinado sobre la mesa de operaciones que se había convertido en mi pira, con la mano extendida hacia mí, y la expresión llena de ansiedad.
El rostro de Edward era lo más importante para mí, pero mi visión periférica catalogó todo lo demás, sólo por si acaso. Algún extraño instinto defensivo se había disparado en mí, y automáticamente busqué algún signo de peligro.
Mi familia de vampiros esperaba llena de cautela contra la pared más alejada de la puerta, con Emmett y Jasper en la parte delantera. Como si realmente hubiera algún peligro.
"Er... sí... pero ninguno para ti", dijo Jasper.
Las aletas de mi nariz se agitaron, buscando la amenaza. No podía oler nada que estuviera fuera de lugar. El tenue resto del aroma de algo delicioso, pero estropeado por el olor de fuertes productos químicos, hormigueó de nuevo en mi garganta, dejándola ardiente y dolorida.
Alice estaba mirando desde detrás del codo de Jasper con una gran sonrisa en el rostro; la luz brillaba en sus dientes, como un arco iris de ocho colores.
Aquella sonrisa me tranquilizó y entonces todas las piezas encajaron. Jasper y Emmett estaban delante de todos los demás para protegerlos, como había supuesto. Lo que no había captado a la primera era que el peligro era yo.
“Ese pensamiento es divertido ", dijo Emmett.
“Pero cierto... ¿quién sabe cómo va a reaccionar?," dijo Jasper. "Ella parece estar haciendo bien hasta ahora”.
Pero todo esto resultaba algo secundario. La mayor parte de mis sentidos y mi mente estaban concentrados todavía en el rostro de Edward.
Nunca le había visto así antes de ese momento.
¿Cuántas veces me había quedado mirando a Edward y me había maravillado de su belleza? ¿Cuántas horas, días, semanas de mi vida había pasado soñando con lo que yo entonces había considerado perfección? Creía que conocía su rostro mejor que el mío propio. Había pensado que ésta era la única certeza física de mi mundo entero: la perfección absoluta del rostro de Edward.
“Y ahora veo que es defectuoso. No puedo creer que me casé con ese idiota ", se rio Emmett.
"Shh... " Esme lo hizo callar, mirándolo.
Pero era como si en realidad hubiese estado ciega.
Por vez primera, ya eliminadas de mis ojos las sombras borrosas y las debilidades limitadoras de mi humanidad, vi su rostro. Jadeé y después luché con mi vocabulario porque era incapaz de hallar los términos apropiados. Necesitaba palabras mejores para ello.
Llegados a este punto, la otra parte de mi mente había comprobado que no había allí ningún otro peligro que no fuera yo, así que me erguí, abandonando mi postura agazapada. Había pasado casi un segundo entero desde que aún estaba sobre la mesa de operaciones.
Me preocupó un momento la forma en la que mi cuerpo se movía. Al instante en que había considerado la idea de ponerme derecha, ya estaba erguida. No había un fragmento de tiempo entre concebir la idea y realizarla: la transición se producía de forma instantánea.
Continué mirando con fijeza el rostro de Edward, de nuevo inmóvil.
“Vamos, Eddy... tienes que sonreír un poco más", se rio Emmett.
Dio la vuelta a la mesa lentamente y cada uno de sus pasos le llevó apenas medio segundo, fluyendo de forma sinuosa, como el agua de un río sobre las piedras de contornos suaves del fondo. Su mano aún extendida.
Observé la gracia de su avance, absorbiéndola con mis nuevos ojos.
   ¿Bella? —preguntó con un tono de voz bajo, calmante, aunque la preocupación teñía mi nombre de tensión.
“No es tan tranquilo si le preocupa," sonrió Emmett.
No pude contestar de forma inmediata, perdida como estaba en las capas de terciopelo de su voz. Era la sinfonía más perfecta, una de un solo instrumento, el más profundo creado jamás por el hombre...
“Pues bien, parece que ella todavía está pensando en ti mucho", dijo Alice.
“Es verdad. Cuando yo era tan joven, el único pensamiento que tenía era la sed que yo tenía", dijo Jasper con aire de suficiencia. "Estoy seguro que voy a ganar nuestra apuesta, Em."
"Lo que sea," hizo un puchero Emmett. "Esto no ha terminado todavía."
   ¿Bella, amor? Lo siento, sé que se siente uno desorientado, pero estás bien, y luego todo va a ir mejor.
¿Todo? Mi mente giró, volviéndose en una espiral cerrada a mi última hora como humana. El recuerdo parecía ya tenue, como si se contemplara a través de un espeso velo oscuro. Mis ojos humanos habían estado medio ciegos y aquello se veía ahora tan borroso...
Cuando él decía que todo iba a ir bien, ¿incluía eso a Renesmee? ¿Dónde estaba ella?
“Estoy seguro que eso incluye a nuestra hija,” dijo Edward.
¿Con Rosalie? Intenté rememorar su rostro. Sabía ya que era muy hermoso, pero resultaba irritante contemplarlo a través de mis recuerdos humanos. Un rostro envuelto en la oscuridad, tan pobremente iluminado...
Esme frunció el ceño, pensando en los recuerdos casi desvanecidos de su hijo. Podía identificarse con ella, pero al menos Bella sería capaz de ver a su hijo de nuevo.
¿Y qué pasaba con Jacob? ¿Se encontraba bien? Mi mejor amigo, después de haber sufrido tanto, ¿me odiaba?
"No, pero es posible que lo odies", se rio Emmett.
¿Había regresado con la manada de Sam? ¿Y Seth y Leah, también?
¿Estaban los Cullen a salvo o mi transformación había encendido una guerra con la manada?
Se trata de “manadas” ahora, y una vez más, yo no lo creo", sonrió Emmett.
¿La completa seguridad en sí mismo que mostraba Edward era en realidad una tapadera? ¿Estaba simplemente intentando calmarme y nada más?
¿Y Charlie? ¿Qué le iba a decir ahora? Debía de haber estado llamando mientras yo ardía sobre aquella cama. ¿Qué le habían contado? ¿Qué pensaba él que me había ocurrido?
Mientras yo deliberaba en una centésima de segundo qué pregunta formular en primer lugar, Edward alzó la mano con vacilación y me acarició la mejilla con las yemas de los dedos. Era suave como el satén, suave como una pluma y ahora se ajustaba exactamente a la temperatura de mi piel.
Su tacto parecía atravesar en un barrido la superficie de mi piel, justo hasta los huesos de mi cara. La sensación era de cosquilleo, eléctrica y saltaba a través de mis huesos, bajándome por la columna hasta alojarse temblando en mi estómago.
“Sí... definitivamente ella todavía te quiere", se rio Emmett.
“Supongo que soy irresistible", dijo Edward con aire de suficiencia.
“Eh... en realidad estás sonriendo, Eddy," dijo Emmett. "Creo que no te he visto tan feliz desde que Crepúsculo."
"Lo que sea," se encogió de hombros Edward.
«Espera», pensé cuando el temblor floreció convirtiéndose en una calidez, un anhelo. ¿No se suponía que esto tenía que perderse? ¿No era el desprenderse de estas sensaciones una parte del trato?
"Supongo que no," sonrió Edward. "Este es un buen progreso".
"Wow... una respuesta normal de Eddy " dijo Emmett. "Este libro es una locura.”
Yo era un vampiro neonato; de hecho, la sequedad, el dolor abrasador que sentía en la garganta suponían una prueba suficiente de ello. Y sabía lo que conllevaba serlo. Las emociones y deseos humanos regresarían para formar parte de mí en algún momento posterior, de alguna forma, pero yo había aceptado que no las sentiría desde el principio. Sólo sed. Ése era el trato, el precio a pagar que yo había aceptado.
Pero cuando la mano de Edward se curvó hasta adoptar la forma de mi rostro como acero cubierto de raso, el deseo corrió por mis venas resecas, cantando desde el cráneo hasta las puntas de los dedos de mis pies.
Él arqueó una ceja perfecta, esperando a que dijera algo.
Yo arrojé los brazos en torno a su cuerpo.
Edward se rio de eso.
Nuevamente, me pareció que no se había producido ningún movimiento. En un momento yo estaba erguida e inmóvil como una estatua y en el mismo instante, lo tenía entre mis brazos.
Mi primera percepción fue de calor, o al menos eso me pareció. Y luego aquel dulce aroma delicioso que nunca había sido capaz de disfrutar en toda su realidad con mis débiles sentidos humanos, pero que era el uno por ciento de Edward. Presioné el rostro contra su pecho suave.
Y entonces él cambió la distribución de su peso, incómodo, y se apartó de mi abrazo. Me quedé mirándole con fijeza la cara, confusa y asustada por su rechazo.
   Mmm... Ve con cuidado, Bella. Ay.
"Aw... ¿esta Bella aplastándote un poco Eddy?" Emmett se rio, y todos los demás se reían, también.
“Hmmm... Tengo la sensación de que podrías ser aplastado unas cuantas veces más," dijo Jasper. “Con la forma en que Bella siempre parece reaccionar a ti".
Aparté los brazos y los doblé detrás de la espalda tan pronto como lo comprendí.
Ahora yo era demasiado fuerte.
   Oops —dije sin hacer sonido apenas, sólo con un movimiento de labios.
"Aw... su primera palabra como un vampiro," Alice vario.
Él esbozó esa clase de sonrisa que me hubiera detenido el corazón si aún hubiera seguido latiendo.
   Que no te dé un ataque de pánico ahora, amor —repuso, alzando la mano para tocar mis labios, separados en una mueca horrorizada—. Simplemente eres algo más fuerte que yo en este momento.
Fruncí las cejas hasta que se unieron. Esto también estaba previsto, pero me parecía de lo más surrealista, aún más que cualquier otra cosa igual de increíble de las que me estaban ocurriendo en ese momento. Era más fuerte que Edward. Había hecho que exclamara «ay».
Emmett se rio entre dientes.
"Supongo que es diferente cuando se sabe de antemano lo que viene", dijo Jasper. "Tú sabes y sin embargo no estás preparado para lo que viene".
Su mano acarició de nuevo mi mejilla y yo olvidé por completo mi angustia porque otra ola de deseo recorrió mi cuerpo inmóvil.
Estas emociones eran mucho más intensas que aquellas a las que estaba acostumbrada y resultaba difícil concentrarse en un solo hilo de pensamientos a pesar del espacio extra que había en mi cabeza. Cada nueva sensación me embargaba por completo. Recordé que Edward me había dicho alguna vez, aunque su voz en este caso era una sombra débil de la claridad cristalina y musical de la de ahora, que su especie, «nuestra» especie, se distraía con facilidad. Ahora podía comprender por qué.
“Ese comentario no, al menos, no era realmente cierto cuando lo dije," dijo Edward, "o al menos no lo decía en serio".
"Sí, pero nosotros nos distraemos con facilidad," dijo Emmett.
Hice un esfuerzo coordinado para concentrarme. Había algo que quería decir, lo más importante.
Muy cuidadosamente, con tanta cautela que el movimiento apenas fue discernible, saqué el brazo derecho de mi espalda y alcé la mano para tocar su mejilla. No me permití que el color perlado de mi mano, la seda suave de su piel o la descarga eléctrica que silbaba en las puntas de mis dedos desviaran mi atención.
Clavé mis ojos en los suyos y escuché mi voz por primera vez.
   Te amo —le dije, pero sonó como si lo hubiera cantado. Mi voz repicaba y resplandecía como la de una campana.
"Así que Bella tiene una voz como de campana," Emmett se rio, y todos los demás rodaron sus ojos hacia él.
Su sonrisa en respuesta me encandiló mucho más que cuando era humana, porque ahora podía verle de verdad.
   Como yo a ti —contestó él.
Tomó mi rostro entre las manos e inclinó el suyo hacia el mío, con la lentitud suficiente para recordarme que debía tener cuidado. Me besó, con la suavidad de un suspiro al principio y después con una fuerza repentina, con fiereza. Intenté recordar que debía ser cuidadosa con él pero era un trabajo muy duro hacer memoria de nada bajo el asalto de la sensación, muy difícil mantener ningún tipo de pensamiento coherente.
"Así se hace, Eddy," animó Emmett.
"No puedo creer que haya hecho esto delante de todos ustedes," se quejó Edward.
“No debes haber sido capaz de controlarte a ti mismo cuando estaba tan cerca de ti," sonrió Jasper.
"Después de todo preocuparte es lo que has estado haciendo," añadió Alice.
Era como si no me hubiera besado nunca antes, como si fuera nuestro primer beso. Y la verdad era que jamás me había besado así.
"No se retiene más", se rio Emmett y Edward estaba empezando a sentirse un poco incómodo, pero al mismo tiempo estaba sonriendo.
Casi me hizo sentirme culpable. Seguramente estaba rompiendo alguna cláusula del contrato, porque se suponía que tampoco podría tener esto.
“¿Ella se siente culpable por eso?" Emmett se rio. "¿Ella se siente culpable por ser feliz?".
"¿Y te sorprende porque?" preguntó Jasper.
"No sé", se encogió de hombros Emmett. "Es una cosa estúpida sentirse culpable por eso, sin embargo."
Aunque ahora no necesitaba oxígeno, mi respiración cobró velocidad, se aceleró tanto como cuando me estaba quemando, aunque éste era un tipo distinto de fuego.
Alguien carraspeó. Emmett. Reconocí el sonido profundo a la primera, burlón y enojado a la vez.
"Eso es correcto... pero yo hubiera dicho molesto en primer lugar," Edward se rio.
Se me había olvidado que no estábamos solos. Y entonces me di cuenta de que la forma en la que mi cuerpo se incrustaba en el de Edward no era el apropiado cuando se está en compañía.
Emmett y Jasper estaban riendo tanto que Edward se sintió aún más incómodo.
Avergonzada, di un paso hacia atrás con otro movimiento instantáneo.
Edward se echó a reír entre dientes y dio el paso también conmigo, manteniendo sus brazos firmemente apretados en torno a mi cintura. Su rostro relucía, como si hubiera una llama blanca detrás de su piel diamantina.
Inhalé un trago de aire innecesario para recuperarme.
¡Qué diferente era esta forma de besar! Leí su expresión mientras comparaba mis confusos recuerdos humanos con esta sensación clara, intensa. Él parecía... un poco pagado de sí mismo.
“Por supuesto que esta pagado de sí mismo. Edward finalmente consiguió lo que siempre ha querido", sonrió Alice.
   Te has estado conteniendo antes por mí —le acusé con mi voz cantarina y los ojos un poco entrecerrados.
“Bueno, obviamente," Edward rodó los ojos.
"Pero ya no, ah Eddy," Emmett se rió.
Él soltó una carcajada, radiante de alivio porque todo había pasado: el miedo, el dolor, las inseguridades, la espera, aquello estaba ya a nuestras espaldas.
   Entonces era necesario —me recordó él—. Ahora es tu turno de no hacerme pedazos —y se echó a reír de nuevo.
“Buena suerte con eso," dijo Emmett, tratando de no reírse... no funcionó, por supuesto.
Puse mala cara cuando pensé en ello y entonces no fue sólo Edward el que se echó a reír.
"No imagino porque," dijo Jasper mientras todos se reían.
Carlisle dio un paso alrededor de Emmett y caminó hacia mí con rapidez; sus ojos tenían una ligera expresión precavida, pero Jasper se movió detrás de él como si fuera su sombra. Nunca había visto realmente el rostro de Carlisle antes, al menos no de verdad. Sentí una extraña necesidad de pestañear, era como mirar al sol.
   ¿Qué tal te sientes, Bella? —me preguntó Carlisle.
Lo consideré durante una milésima de segundo.
   Abrumada. Hay demasiado... —mi voz se desvaneció, atenta ahora a su tono como de campanillas.
"Bueno, si tú te desvanecieras, no se oiría más", dijo Emmett, y todo el mundo lo miró con extrañeza. "¿Qué? Es verdad."
   Sí, puede llegar a ser bastante confuso.
Asentí con un rápido movimiento de cabeza, nervioso.
   Pero sigo sintiéndome yo misma, o al menos algo parecido. No esperaba esto.
Los brazos de Edward se apretaron un poco más alrededor de mi cintura.
   Ya te lo dije —me susurró.
   Estás muy controlada —reflexionó Carlisle—. Mucho más de lo que yo esperaba, incluso contando con todo el tiempo que has tenido para prepararte mentalmente para esto.
“Y creo que va a encontrar que está más controlada de lo que cree que esta", dijo Carlisle.
“Er... ¿encontrarás eso fuera de lugar?" Emmett cuestionó.
"Sí", dijo Carlisle. "Sus pensamientos son mucho más... Edward tu estas más cerca que otros... tú debes notar una diferencia”.
"Por supuesto que sí," dijo Edward. "Todo el mundo es diferente, pero lo que es notable acerca de ella es que no está pensando en la sangre... no todo el tiempo, es decir. O tal vez debería decir que no es ella... Pero no puedo decir que no me gusta este desarrollo...".
“Sin embargo me pregunto por qué será”, dijo Carlisle.
"Espera un segundo... ¿quieren decir que los dos están pensando que jazz tiene razón sobre ella?" Emmett hizo un puchero.
"Por supuesto que sí," Jasper sonrió.
“Nunca hubo una persona que pasara por lo que paso Bella," dijo Edward, haciendo caso omiso de sus hermanos completamente. "Eso debe haber hecho algo en ella que lo hace más fácil para ella."
"Tal vez," Carlisle concedido.
“Pero hay que admitir que Bella tenía algunas características de vampiro antes del cambió," dijo Emmett. No iba a dejar que lo ignoraran en este momento. "La más singular es su habilidad para bloquear la gente hacia fuera."
Carlisle sonrió ante eso, tratando de adivinar lo que cual sería su capacidad ahora, "Pero eso no impidió que Edward pasara por la etapa de recién nacido... No sé sobre Jasper o Alice, pero era difícil...".
"Y, sin embargo esperó diez años antes de rebelarse," Jasper dijo pensativo.
“Esto no quiere decir que no pasaran a través ello", dijo Edward. "Lo hice, y sé que lo hice", dijo apuntando a su cabeza.
"Buen punto," dijo Jasper. "Y sé que yo era igual que cualquier otro recién nacido, también."
"Sí, bueno, no es como si tuviste elección," dijo Alice. “Fuiste colocado con otros recién nacidos y tenías que sentir lo que hacían...”.
"¿Pero qué hay de ti?" preguntó Rosalie.
"Realmente no... Vi a Jasper de forma correcta", dijo Alice. "Yo no vivía exactamente virtuosamente, pero no sé si yo era un recién nacido normal tampoco. Por otra parte, nunca he visto un recién nacido que forme parte de una familia como la nuestra... ¿Alguno de nosotros es normal?"
"No... yo nunca nos llame normales", dijo Emmett, diciendo la última palabra como si fuera una maldición.
"Sin embargo, yo creo que tiene que ser algo más que eso", dijo Carlisle, volviendo al punto.
"Estoy seguro de que vamos a llegar a algo muy pronto," dijo Edward, pero le indicó a Rosalie para que siguiera leyendo.
Pensé en los violentos cambios de humor, la dificultad en concentrarme y murmuré.
   No estoy tan segura de eso.
"Bueno, nosotros lo estamos", dijo Emmett.
"Sí, lo estamos", Jasper estuvo de acuerdo y Emmett gimió.
"La apuesta aún no ha terminado ", dijo entre dientes Emmett.
Él asintió con seriedad y sus ojos como joyas relumbraron interesados.
   Me parece que esta vez hicimos algo bien con la morfina. Dime, ¿qué es lo que recuerdas del proceso de transformación?
"Da por hecho quedarse quieto y montones y montones de dolor", dijo Emmett.
De alguna manera, no creo que eso sea lo que va a decir," dijo Alice.
Yo dudé, muy consciente de cómo el aliento de Edward me rozaba la mejilla, enviando chispas eléctricas por toda mi piel.
   Lo recuerdo... muy borroso. Me acuerdo de que el bebé no podía respirar...
Miré a Edward de repente asustada por la imagen.
   Renesmee está sana y muy bien —me prometió, con un resplandor que jamás había visto en sus ojos. La nombró con un sencillo fervor, como con reverencia. Del mismo modo que la gente devota habla de sus dioses—.
“Te lo dije... envuelto alrededor de sus dedos diminutos," rio Emmett.
 “Oh, yo quiero verla", dijo Esme y Rosalie asintió con la cabeza de acuerdo.
¿Qué recuerdas después de aquello?
Me concentré en mantener cara de póquer. Los embustes nunca habían sido mi fuerte.
   No es fácil acordarse. Había una completa oscuridad. Y entonces... abrí los ojos y pude verlo todo.
"Una completa oscuridad... Eso suena un poco exagerado para mí," dijo Emmett.
   Sorprendente —musitó Carlisle, con los ojos iluminados.
"Pero, evidentemente, Carlisle no lo cree así," bromeó Jasper.
“Espero que ella le diga que este no era el caso en algún punto del tiempo," Carlisle frunció el ceño.
El disgusto me invadió y esperé que el calor inundara mis mejillas y me dejara en evidencia. Luego recordé que nunca volvería a ruborizarme. Tal vez eso sirviera para proteger a Edward de la verdad.
“Tal vez lo haría y tal vez no, pero que nunca lo hará ahora", dijo Emmett.
Pero tenía que encontrar la manera de avisar a Carlisle. Algún día, por si necesitaba crear algún nuevo vampiro. Esa posibilidad parecía muy lejana, lo que me hizo sentir mejor a pesar de la mentira que acababa de contar.
   Quiero que pienses, que me cuentes todo lo que recuerdes —me presionó Carlisle, entusiasmado, y no pude evitar la mueca que recorrió mi rostro. No quería seguir mintiéndole, porque lo más probable es que terminara pillándome. Y además no deseaba pensar en la quemazón. A diferencia de mi memoria humana, esa parte estaba muy clara y encontré que podía recordarla con una precisión más que indeseada.
“Sí... ¿no succiona?" dijo Emmett.
“No realmente", dijo Alice con aire de suficiencia.
   Oh, lo siento tanto, Bella —se disculpó Carlisle con rapidez—. Seguro que tienes que sentirte muy incómoda con la sed. Esta conversación puede esperar.
“Er... ella no estaba pensando en eso", dijo Emmett.
"Ella debe hacerlo," dijo Edward.
Hasta que él no lo mencionó, la sed no me pareció particularmente difícil de manejar. Había tanto espacio en el interior de mi cabeza. Una parte separada de mi cerebro vigilaba el ardor de mi garganta, casi como un acto reflejo. Del mismo modo que mi viejo cerebro se las había apañado con la respiración y el pestañeo.
Pero la suposición de Carlisle trajo esa quemazón a la parte central de mi mente.
“Lo siento," dijo Carlisle, divertido. "Ella es simplemente increíble."
De pronto, no fui capaz de pensar más que en el dolor y la sequedad, y cuanto más lo contemplaba, más me dolía. Mi mano voló hacia mi garganta, donde se pegó, adaptándose a ella, como si pudiera sofocar de ese modo las llamas desde el exterior. Sentía la piel del cuello extraña bajo mis dedos, tan suave que parecía blanda, pero sin embargo era dura como la piedra.
Edward dejó caer los brazos y me cogió de una mano, tirando de ella con ternura.
   Vamos a cazar, Bella.
Los ojos se me abrieron como platos y el dolor de la sed cedió, mientras la sorpresa lo sustituía.
¿Yo? ¿Cazando? ¿Con Edward? Pero... ¿cómo? No sabía qué hacer.
“Vendrá a ti naturalmente," dijo Jasper. "A pesar de que toma un tiempo tener las piezas en sintonía”.
“Y por supuesto que vas a ir a cazar conmigo," sonrió Edward.
Él leyó la alarma en mi expresión y sonrió dándome ánimos.
   Es muy fácil, amor, casi instintivo, así que no te preocupes, yo te enseñaré cómo. —Al ver que no me movía, compuso esa sonrisa torcida suya y alzó las cejas—. Siempre tuve la impresión de que te hubiera gustado verme cazar.
“Y ella estaba bajo la impresión de que sería peligroso para ella estar en torno a ellos," Alice dijo. "Parece que es difícil para ella llegar a un acuerdo con el hecho de que ella es un vampiro ahora.”
Me eché a reír con una súbita explosión de buen humor (parte de mí aun atendiendo maravillada al sonido como de repique de campanas) mientras sus palabras me recordaban una nube brumosa de conversaciones humanas. Y me llevó todo un segundo recorrer en mi mente aquellos primeros días con Edward, el verdadero comienzo de mi vida, de modo que no los olvidara nunca. No había esperado que me resultara tan incómodo recordar. Era como intentar buscar algo a través del agua cenagosa. Ya sabía por la experiencia de Rosalie que si pensaba a menudo en mis recuerdos humanos, no los perdería con el paso del tiempo.
Rosalie pensó que Bella estaba creando mejores recuerdos que ella, pero ella no iba a cambiar los suyos.
No quería olvidar ni uno solo de los minutos que había pasado con Edward, ni siquiera ahora, cuando la eternidad se extendía ante nosotros. Debía buscar la manera de asegurarme de que aquellos recuerdos humanos quedaran pegados con cemento a mi infalible mente de vampira.
   ¿Vamos? —me preguntó Edward, y alzó la mano para coger la mía, que aún reposaba en mi cuello. Sus dedos repasaron mi garganta—. No quiero que le hagas daño a nadie —añadió en un murmullo sordo. Un murmullo que antes nunca hubiera logrado escuchar.
“Me pregunto si quería que me escuchara o no", reflexionó Edward. Tendría que acostumbrarse a su ser vampiro.
   Estoy bien —le contesté para no faltar a mi hábito humano—. Espera. Primero hay algo...
En realidad no era «algo», sino tantas cosas. No había podido hacer mis preguntas, y había cosas más importantes que el dolor.
“Sólo tú, Bella, sería capaz de pensar eso", sonrió Edward.
Fue Carlisle el que habló ahora.
   ¿Sí?
   Quiero verla, a Renesmee.
Era extrañamente difícil decir su nombre. «Mi hija», estas palabras resultaban incluso complicadas de pensar. Todo parecía tan lejano. Intenté recordar cómo me había sentido hacía tres días, y de modo automático mi mano se liberó de la de Edward y se posó sobre mi barriga.
Estaba plana, vacía. Aferré la seda pálida que me cubría la piel, sintiendo pánico de nuevo, mientras una parte insignificante de mi mente registraba el hecho de que Alice debía de haberme cambiado de ropa.
“Por supuesto que sí. Podría dejarte llena de sangre, ¿podría?" preguntó Alice. "Y ¿qué quiere decir con insignificante?"
"Ella realmente necesita ver a su hija..." Esme dijo, "lo más rápido posible”.
“Lo hará, pero creo que lo mejor es que ella haga la caza primero por lo menos," dijo Carlisle.
“Sí... tienes razón," Esme acepto, pero ella podía entender el dolor de Bella en esta parte.
Sabía que ya no había nada en mi interior y recordaba lejanamente la escena de la sangrienta extracción, pero la prueba física resultaba todavía difícil de asumir. Todo lo que sabía hacer era seguir amando a la pequeña pateadora que había estado dentro de mí. Pero en el exterior parecía un producto de mi imaginación. Una fantasía elusiva, un sueño que era a medias una pesadilla.
"¿Mitad pesadilla?" Emmett cuestionó.
“Debido a que ella no puede recordar... a pesar de que ella está tratando, no puede," dijo Esme en voz baja.
Edward y Carlisle intercambiaron una mirada de prevención mientras yo luchaba por salir de mi confusión. Los pillé.
   ¿Qué? —les exigí al preguntar.
   Bella —comenzó Edward con voz tranquilizadora—, ésa no es una buena idea. Ella es medio humana, amor. Su corazón late y corre sangre por sus venas. No querrás ponerla en peligro hasta que tengas controlada de verdad tu sed, ¿a qué no?
Puse mala cara. Claro que no quería eso.
¿Es que estaba fuera de control? Confundida, puede que sí. Me desconcentraba con facilidad, eso también, pero ¿peligrosa? ¿Para ella? ¿Para mi hija?
No estaba segura del todo de que la respuesta fuera exactamente «no», así que tendría que ser paciente. Parecía difícil, porque hasta que la viera de nuevo, no sería algo real para mí, sólo un sueño que se desvanece... de una extraña...
“Estoy seguro de que va a verla pronto," Carlisle dijo tranquilizadoramente mientras envolvía un brazo alrededor de Esme.
   ¿Dónde está?
Escuché con atención y entonces pude percibir el corazón que latía en el piso de abajo.
Podía oír la respiración de más de una persona, silenciosas, como si ellos estuvieran escuchando a su vez. También se oía el sonido de un fuerte latido, como el de un tambor, que no conseguía situar...
Y el sonido del latido de aquel corazón sonaba tan húmedo y atractivo que la boca comenzó a hacérseme agua.
“Pero sin duda sería mejor esperar un poco", dijo Emmett.
Así que sin duda tendría que aprender a cazar antes de ver a mi bebé, mi extraña bebé.  
“No, no me gusta ese apodo en absoluto", dijo Emmett.
“Eso no era un apodo," Rosalie dijo rodando los ojos.
   ¿Está con Rosalie?
   Sí —respondió Edward en tono cortante y me di cuenta de que había pensado en algo que le había molestado.
Yo creía que Rosalie y él habían superado sus diferencias, aunque, ¿había vuelto la animosidad que sentía el uno por el otro?
"¿Que ha pasado ahora?" Esme preguntó, tratando de sonar normal, maternal. "Es mejor para ustedes dos no estar luchando".
“Yo podría estar molesto por el perro," dijo Edward con rigidez.
"Oh... bien entonces," dijo Esme. Ella no iba a decir nada sobre eso.
Antes de que pudiera preguntar, él apartó las manos de mi barriga plana, tirándome de ellas cariñosamente otra vez.
—Espera —protesté de nuevo, intentando concentrarme—. ¿Y qué pasa con Jacob? ¿Y con Charlie? Contadme todo lo que me he perdido. ¿Cuánto tiempo he estado... inconsciente?
Edward no pareció darse cuenta de la vacilación que había experimentado en mi última palabra. En vez de eso, estaba intercambiando otra mirada preocupada con Carlisle.
   ¿Qué es lo que va mal?
   No es que algo vaya mal —contestó Carlisle, enfatizando la última palabra de un modo extraño—. Nada ha cambiado de modo sustancial, la verdad, y tú sólo has estado sin consciencia durante unos días.
“Bueno, por lo menos era una transformación rápida," murmuró Edward.
   Ha sido bastante rápido si se tiene en cuenta lo que suelen llevar estas cosas. Edward ha hecho un trabajo excelente, bastante innovador: inyectar la ponzoña directamente en el corazón ha sido idea suya. —Hizo una pausa para sonreír con orgullo a su hijo y después suspiró—. Jacob sigue por aquí, y Charlie cree que aún sigues enferma. Le hemos dicho que estás en Atlanta en estos momentos, realizándote algunas pruebas en el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. Le dimos un número equivocado y se siente frustrado. Ha estado hablando con Esme.
“El pobre hombre," suspiró Esme.
   Debería llamarle... —murmuré para mis adentros, pero al escuchar mi propia voz, comprendí la dificultad que esto supondría, porque no la reconocería y no lo tranquilizaría. Y entonces se inmiscuyó la otra sorpresa anterior—. Espera un momento... ¿Jacob está todavía aquí?
Edward y Rosalie fruncieron el ceño.
Se intercambiaron otra mirada.
   Bella —intervino Edward con rapidez—. Hay muchas cosas en que pensar, pero tenemos que ocuparnos de ti lo primero. Debes de estar pasando un mal rato...
“¿Por qué no hablarle del perro?" preguntó Rosalie.
“Número Uno... ahora no es el momento para eso," dijo Edward.
"¿Y numero dos?" Alice cuestionó.
“No sé," dijo Edward. "Pero estoy seguro de que mi yo del libro tiene otra razón."
Cuando señaló ese hecho, recordé la quemazón en mi garganta y tragué de forma convulsiva.
   Pero Jacob... 
   Tenemos todo el tiempo del mundo para las explicaciones, cariño —me recordó con dulzura.
Claro. Podía esperar un poco para obtener las respuestas, y me resultaría más fácil escuchar cuando el fiero dolor que me producía aquella sed ardiente no dispersara mi concentración.
   Vale.
   Espera, espera, espera —gorjeó Alice desde el umbral. Bailoteó avanzando dentro de la habitación, graciosa y con aspecto soñador. Como me había sucedido con Edward y Carlisle, me quedé atónita al verla realmente por primera vez. Era tan encantadora...
“Gracias, Bella", sonrió Alice.
   ¡Me prometiste que yo estaría presente la primera vez! ¿Y qué pasa si corréis cerca de algo que sea reflectante?
“Alice... no es el momento para esto", dijo Edward.
"Vamos, Edward. Sólo le tomará un segundo," Alice puso los ojos.
"Lo que sea," suspiró Edward.
   Alice... —protestó Edward.
   ¡Sólo me llevará un segundo! —y con esa afirmación, Alice salió disparada de la habitación.
Edward suspiró.
“Bueno, es bueno saber que no cambiamos mucho, ¿verdad?", Bromeó Alice.
"Habla por ti," Edward sonrió, y todo el mundo se rio de eso... Edward realmente había cambiado mucho en el libro... y en esta habitación también.
   ¿De qué está hablando?
Pero Alice ya estaba de vuelta, acarreando un espejo enorme de marco dorado desde la habitación de Rosalie que tenía casi dos veces su tamaño y varias veces su anchura.
Apenas había notado la presencia de Jasper hasta este momento. Había permanecido tan inmóvil y silencioso que no había vuelto a reparar en él desde el momento en que le había visto seguir a Carlisle. Se movió alrededor de Alice con idéntico sigilo sin apartar los ojos de la expresión de mi rostro. Yo era el peligro allí.
"Vamos, Jazz, relájate un poco," Alice rodo los ojos.
"Tu sabes que yo no puedo hacer eso", se encogió de hombros Jasper.
Supe que estaría también comprobando el estado de ánimo a mí alrededor, de modo que debió de percibir el sobresalto que experimenté mientras estudiaba su rostro, mirándolo atentamente por primera vez.
Jasper suspiró ante eso.
"Es una cosa chocante de ver," dijo Rosalie, "pero uno se acostumbra."
“No lo hizo más fácil para nosotros la primera vez que apareciste sin embargo," dijo Emmett. "Yo estaba bastante disgustado cuando me di cuenta de que no estaban allí para una pelea".
Las cicatrices de su vida anterior entre los ejércitos de neófitos en el sur habían sido casi invisibles a mis imperfectos ojos humanos. Sólo usando una luz intensa para darles relieve había podido percibirlas.
Ahora que podía ver de verdad, las cicatrices eran el rasgo dominante de Jasper. Resultaba difícil apartar la mirada de su cuello y su mandíbula destrozados, y era difícil creer que incluso un vampiro hubiera podido sobrevivir a todas aquellas marcas de dientes que le destrozaban la garganta.
Alice se estremeció ante eso, y Jasper envolvió un brazo para calmarla a su alrededor.
De forma instintiva, me tensé para defenderme. Cualquier vampiro que viera a Jasper por primera vez habría experimentado la misma reacción. Las cicatrices eran como una valla publicitaria que anunciaba «¡Peligro!». ¿Cuántos vampiros habían intentado matar a Jasper? ¿Cientos, miles? El mismo número que, sin duda, había muerto en el empeño.
“No, en realidad, no he matado a cada uno de ellos," dijo Jasper. "Algunos fueron asesinados por los vampiros con los que luchaba".
Jasper vio y sintió mi evaluación, mi cautela y sonrió irónicamente.
—Edward me calentó la cabeza por no haberte puesto delante de un espejo antes de la boda —dijo Alice, distrayendo mi atención de su aterrador amante—. Y esta vez no me va a regañar.
   ¿Regañar? —preguntó Edward con escepticismo, alzando una ceja.
   Quizás estoy exagerando un poco —murmuró ella de forma ausente, mientras volvía el espejo para que pudiera mirarme.
“Y tal vez está haciendo esto porque quiere verla ella por sí misma", se rio Emmett.
   Yo diría más bien que esto sólo tiene que ver con tu propia satisfacción de voyeur —contraatacó él.
“Sí... lo que dijo," Emmett se rio más fuerte.
Alice le guiñó un ojo.
Sólo fui consciente de esta conversación con la parte menor de mi cerebro. La parte más importante estaba absorta en la persona del espejo. La criatura extraña que había en el cristal era indescriptiblemente hermosa, tanto como Alice o Esme en todos sus detalles. Su contorno era fluido incluso en reposo, y su rostro impecable era pálido como la luna contra el marco de su pelo espeso y oscuro.
Tenía las extremidades esbeltas y fuertes, y su piel relucía con sutileza, luminosa como una perla. 
Edward estaba sonriendo a esto. Ella decía cosas hermosas... por supuesto siempre hacía a él.
Mi segunda reacción fue de horror. 
¿Quién era ella? A primera vista no podía reconocer mi rostro en los suaves planos perfectos de sus rasgos.
¡Y sus ojos! Aunque hubiera debido esperarlo, esos ojos todavía hacían que me atravesara un escalofrío de terror.
Edward trato de no estremecerse un poco ante la idea de los ojos rojos de la sangre que tendría.
Mientras yo me estudiaba en el espejo y reaccionaba de este modo, su rostro se mantuvo perfectamente sereno, como la talla de una diosa. Sin que mostrara nada de la agitación que se revolvía en mi interior. Y entonces se movieron sus labios llenos.
   ¿Y estos ojos? —susurré, sin la más mínima gana de decir «mis ojos»—. ¿Cuánto tiempo estarán así?
   Se oscurecerán en unos cuantos meses —repuso Edward con una voz dulce, consoladora—. La sangre animal diluye el color con más rapidez que con una dieta de sangre humana. Primero se volverán de color ambarino y más tarde, dorados.
¿Que mis ojos centellearían con esas despiadadas llamas rojas durante meses?
“Oh... no te preocupe por los ojos", dijo con un puchero Alice.
   ¿Meses?
El tono de mi voz se había elevado una octava a causa de la tensión.
En el espejo, aquellas cejas perfectas se enarcaron con incredulidad sobre los relumbrantes ojos escarlatas, más brillantes de lo que había visto jamás.
Jasper dio un paso hacia delante, alarmado por la intensidad de mi repentina ansiedad. Lo cierto es que conocía a los jóvenes vampiros demasiado bien, así que, ¿presagiaría esta emoción algún mal paso por mi parte?
"Yo no diría que paso en falso," dijo Jasper. "Pero es un aumento de la emoción y que podría ir por el camino equivocado."
Nadie contestó a mi pregunta. Yo retiré la mirada, hacia Edward y Alice. Ambos tenían los ojos ligeramente desenfocados, en reacción a la inquietud de Jasper, pendientes de lo que la había causado, escaneando el futuro inmediato.
Inhalé otro profundo trago de aire, del todo innecesario.
   No, me encuentro bien —les prometí. Mis ojos se desplazaron desde la extraña del espejo hacia ellos y nuevamente hicieron el mismo recorrido—. Es sólo que... cuesta mucho hacerse a la idea.
“Así que tiene el control de sí misma," murmuró Jasper. "¿Me pregunto cómo lo está haciendo?".
Jasper frunció el ceño, poniendo de relieve las dos cicatrices que tenía sobre el ojo izquierdo.
   No lo sé —murmuró Edward.
La mujer del espejo puso mala cara.
   ¿Qué pregunta es la que me he perdido?
Edward sonrió ampliamente.
   Jasper se pregunta cómo lo haces.
Todo el mundo se rio de eso.
   ¿Cómo hago qué?
   Controlar tus emociones, Bella —respondió Jasper—. Nunca había visto a un neonato hacer esto, frenar una emoción en seco de ese modo. Estabas molesta, pero cuando viste nuestra preocupación, la controlaste y recobraste el dominio de ti misma. Yo estaba preparado para ayudar, pero no lo has necesitado.
"Es tan increíble", dijo Jasper.
“Y, sin embargo, es tan Bella," Alice terminó por él.
   ¿Y eso está mal? —pregunté.
"Hablando de ser Bella," Edward se rio.
Mi cuerpo se envaró de forma automática esperando el veredicto.
   No —repuso, pero su voz era insegura.
Edward pasó su mano a lo largo de mi brazo, como si intentase animarme a que me relajara.
   Es admirable, Bella, pero no lo entendemos. No sabemos cuánto durará.
Reflexioné durante una milésima de segundo. ¿Es que en cualquier momento podría morder a alguien? ¿Convertirme en un monstruo?
No lo veía venir por ninguna parte. Tal vez no había manera de anticiparse a una cosa como ésa.
   Pero ¿qué es lo que piensas? —preguntó Alice, algo impaciente ahora, señalando el espejo.
   No estoy segura —repliqué intentando evitar la cuestión y sin querer admitir lo muy asustada que estaba.
"Oh, vamos, piensas que eres hermosa," dijo Alice. "He oído que pensó eso en un primer momento."
Me quedé mirando a aquella hermosa mujer con esos ojos tan terroríficos, tratando de encontrar en ella algún rastro de mí. Había algo en la forma de sus labios, si apartabas la belleza mareante, y era cierto que el labio superior estaba algo desequilibrado, demasiado lleno para encajar perfectamente en el inferior. Hallar este rasgo familiar me hizo sentir un poquito mejor. Quizá también se encontraba allí el resto de mi persona.
Alcé la mano de forma experimental, y la mujer del espejo copió mi movimiento, tocándose también el rostro.
"Er... sí sabe lo que es un espejo, ¿verdad?" Emmett se rio entre dientes.
Sus ojos de color escarlata me observaban con cautela.
Edward suspiró.
Trasladé la mirada de ella a él, alzando una ceja.
   ¿Decepcionado? —le pregunté, con mi voz cantarina impasible.
Él se echó a reír.
   Sí —admitió.
"¡Edward!" las tres chicas le gritaban.
"¿Cómo puedes decir eso?" Esme gruñó. Fue una ocurrencia tan inusual que proviniera de él que Edward se encogió un poco.
"No sé," dijo Edward, levantando las manos.
“Eres un idiota", susurró Alice.
"Lo siento," dijo Edward.
Sentí que la conmoción quebraba la máscara compuesta de mi rostro, seguida inmediatamente del dolor de la herida.
Alice rugió. Jasper se inclinó de nuevo hacia delante, esperando que saltara para morder.
Pero Edward les ignoró y envolvió apretadamente en sus brazos mi nueva forma paralizada, presionando sus labios contra mi mejilla.
   Esperaba que sería capaz de leerte la mente, ahora que se parece más a la mía — murmuró.
“Argh," Alice gimió y Rosalie y Esme continuaron mirándolo mal. "Eres el idiota más grande".
   Y aquí estoy, frustrado como siempre, preguntándome qué será lo que anda fraguándose dentro de tu cabeza.
De repente me sentí mucho mejor.
   Ah, bueno —repuse con ligereza, aliviada de que mis pensamientos continuaran siendo sólo míos—. Supongo que mi cerebro nunca funcionará bien, pero al menos soy bonita.
Emmett se rio en voz alta de eso.
Me iba resultando cada vez más fácil bromear con él mientras me adaptaba, y también pensar de forma correcta. Volver a ser yo misma.
Edward gruñó en mi oreja.
   Bella, tú nunca has sido sólo bonita.
“Ahora dices eso," se quejó Rosalie. "Después de hacerle pensar que estabas decepcionado en su apariencia."
Entonces, su rostro se apartó del mío y suspiró.
   Vale, vale —le replicó a alguien. 
   ¿Qué? —pregunté.
   Estás poniendo a Jasper más nervioso a cada minuto que pasa. No se relajará un poco hasta que hayamos ido de caza.
“¿Por qué estás tan nervioso, Jazzy?," preguntó Emmett.
“Debido a que Bella no es normal..." se encogió de hombros Jasper. "Creo que eso me ha puesto nervioso."
Observé la expresión preocupada de Jasper y asentí. No quería morder a nadie aquí, si es que el momento se estaba acercando. Mejor estar rodeada de árboles que de familia.
   Vale, vámonos de caza —acepté, mientras mi estómago se estremecía con un escalofrío producido por los nervios y la anticipación.
Me solté de los brazos de Edward, que me envolvían, tomé una de sus manos y le volví la espalda a la extraña beldad del espejo.
"Eso es todo," dijo Rosalie, entregando el libro de Alice.

2 comentarios:

  1. Hola, que chevere que continuaras
    Esperare una actualización :)

    ResponderEliminar
  2. Genial!!!Ahora si que se viene lo bueno!!Que te vaya muy bien en el trabajo y ojala te leamos pronto!

    ResponderEliminar