DISCLAMIER

Nada de esto es propiedad mía, solo son traducciones realizadas a partir del fanfic creado por ChoicesHP, la saga Crepúsculo y todos sus personajes pertenece a Stephanie Meyer. No nos adjudicamos ningún crédito de autoría de las historias.

viernes, 16 de septiembre de 2016

CAPITULO 27. PLANES DE VIAJE



Nada de esto es propiedad nuestra, los personajes son propiedad de S. MEYER y el fanfic pertenece a CHOICESHP, la traducción actualmente esta a cargo de Lore Espinosa. Gracias por seguir esta historia fascinante chicas.
 
CAPITULO 27: PLANES DE VIAJE 

TRADUCCIÓN: Lorena Espinosa.
"Planes de viaje" leyó Rosalie.
Me tomaba la mitología mucho más en serio desde que me había convertido en vampiro.
"¿En serio? Yo no lo hago" dijo Emmett. "Todavía no creo que los dioses griegos son reales..."
"Ella habla de los mitos que tienen que ver con los vampiros" Rosalie puso los ojos en blanco.
"Oh, está bien... pero aún así, no le presté mucha atención a ellos" se encogió de hombros Emmett.
Cuando recordaba mis primeros tres meses como inmortal.
"Aww... ¿pasaron tres meses y no lo cuenta?" Emmett hizo un puchero.
Solía imaginar el aspecto que tendría el hilo de mi destino en el telar de las Parcas, porque, claro, ¿Quién podía saber si existían o no en realidad? Estaba persuadida de que mi hilo había cambiado de color, pensaba incluso que podía haber comenzado como un beige encantador, sufrido y contemporizador, algo que resultaría bien como fondo de las cosas. Ahora debía de ser de un escarlata intenso o tal vez un dorado refulgente.
"Eh... no tengo ni idea de lo que está hablando" dijo Emmett.
"Tengo la sensación de que será más clara cuanto más leyamos" explicó Carlisle.
Las hebras de mi familia, amigos y vecinos se entrtejían hasta formar un tapiz hermoso, deslumbrante, compuesto por sus propios y brillantes colores de complemento.
Me sorprendían algunas de las hilazas que había terminado por incluir en mi vida. Por ejemplo, los licántropos, con sus colores amaderados, intensos, no eran algo que cupiera esperar, Jacob y Seth sí, por supesto, pero otro viejos amigos como Quil y Embry también acabaron por convertirse en parte de la tela cuando se unieronn a la manada de Jacob.
"Ah, los amigos del perro se unieron a su manada" sonrió Emmett.
"Genial, más lobos con nosotros" se quejó Rosalie.
"Supongo que ahora saben que Jacob no va a estar en contra de la manada. Era natural para aquellos niños a unirse a su manada" dijo Carlisle.
E incluso Sam y Emily terminaron por mostrar una cierta cordialidad.
Las tensiones entre nuestras familias se redujeron en buena parte gracias a Renesmee, ese ser tan adorable.
"Sí, puedo creerlo fácilmente" Rosalie sonrió junto con Esme y Edward.
Del mismo modo se entrelazaron en nuestras vidas Sue y Leah Clearwater, otras dos que no había previsto.
"¿En serio? Me pareció que la chica-lobo nos odiaba" dijo Emmett.
"Ella es parte de la manada del perro. Supongo que tiene que estar en el tapiz" Jasper se encogió de hombros.
Sue parecía haber tomado sobre sus hombros la tarea de suavizar la transición de Charlie hacia un mundo de fantasía. Solía acompañarlo a casa de los Cullen la mayor parte de los días, aunque en realidad nunca pareció cómoda con el comportamiento de su hijo en particular y de la manada de Jacob en general. No tenía por costumbre hablar, se limitaba a merodear en torno a Charlie con ademán protector. Ella era la primera persona a la que él miraba cuando la niña hacía algo inquietante, demasiado avanzado para su edad, lo cual sucedía a menudo. En respuesta, Sue dirigía una mirada significativa a Seth como si le dijera: “Vale, tendrás que contarme a qué se debe esto”.
Emmett se rió de eso. "Esa es una buena explicación."
"Me alegro de que este allí para ayudarlo con esto" sonrió Esme.
Leah estaba aún más incómoda que Sue y era la única parte de nuestra recién extendida familia que se mostraba abiertamente hostil a la fusión. Sin embargo, ella y Jacob habían desarrollado una nueva camaradería que la mantenía en conexión con todos los demás.
"Te dije" Jasper se rió entre dientes.
Una vez le pregunté por esto a él, no sin cierta vacilación, pues no quería entrometerme, pero la relación que había ahora entre ellos era tan diferente a como solía ser que me hizo sentir curiosidad. Él se encogió de hombros y me contó que era un asunto de la manada.
"Argh" gruñó Rosalie.
"¿Qué?" le preguntó Emmett.
"No es más que enojo porque sabemos lo que es el asunto de la manada" sonrió Edward.
Rosalie lo miró, pero empezó a leer de nuevo.
Ella era su segunda al mando, su “Beta”, como yo lo llamé una vez, tiempo atrás.
–Supongo que mientras deba andar metido en este rollo de Alfa y creérmelo y todo –me explicó Jacob, –será mejor que cumpla con las formalidades.
Esa nueva responsabilidad hacía que Leah sintiera la necesidad de controlar a menudo el paradero del jefe de su manada, y teniendo en cuenta que él estaba siempre con Renesmee…
Leah no se mostraba nada feliz de estar tan cerca de nosotros, pero era la excepción. La felicidad era el componente primordial de mi vida en esos momentos, y el diseño principal de mi tapiz. Tanto que mi relación con Jasper se había convertido en algo mucho más cercano de lo que había soñado jamás.
"Bueno, eso es ciertamente agradable de saber" sonrió Jasper.
Sin embargo, al principio me sentía algo molesta con él.
–¡Ya está bien! –me quejé a Edward una noche después de que pusiéramos a Renesmee en su cuna de hierro forjado. –Si no he matado ya a Charlie o a Sue, es muy probable que eso no vaya a ocurrir en un futuro. ¡Me gustaría que Jasper dejara de andar a mi alrededor todo el día!
"No creo que sea por eso que estoy a su alrededor" frunció el ceño Jasper.
"Por supuesto que no lo es" dijo Alice. "Creo que tiene algo que ver con ese tapiz del que ella sigue hablando."
–Nadie duda de ti, Bella, ni lo más mínimo –me aseguró él. –Ya conoces a Jasper, no puede resistirse a un buen clima emocional. Tú rezumas tanta felicidad todo el tiempo, amor, que gravita a tu alrededor sin pensárselo. No lo hace de forma consciente.
Y entonces Edward me abrazó estrechamente, porque nada le agradaba más que el éxtasis sobrecogedor que sentía en esta vida nueva.
Y yo estaba eufórica casi siempre. Los días no eran lo bastante largos para poder disfrutar de la adoración que sentía por mi hija; y las noches no tenían horas suficientes para satisfacer mi necesidad de Edward.
"Parece que ha encontrado el equilibrio en esta vida con bastante facilidad" sonrió Edward.
Sin embargo, había un punto débil en esta alegría. Si le daba la vuelta a la tela de nuestras vidas, imaginaba que el diseño en la parte del revés debía de basarse en los hilos desvaídos y grisáceos de la duda y el miedo.
"Oh genial, justo de lo que quiero oír hablar" se quejó Rosalie.
Renesmee pronunció su primera palabra cuando tuvo justo una semana de edad. La palabra fue “mami”.
"Aww" dijeron todas las chicas, pero todo el mundo en la sala estaba preocupado por este problema.
Que debería haberme hecho feliz todo el día, salvo porque me aterraban tanto los progresos que iba haciendo que apenas pude forzar mi rostro paralizado a devolverle la sonrisa. Y no ayudó el hecho de que le siguiera su primera frase, sin pararse ni siquiera a respirar.
–¿Dónde está el abuelito, mami?
"Y tan claramente" murmuró Carlisle. "No como un niño, pero al igual que un adulto."
La enunció con una clara y aguda voz de soprano. Se había tomado la molestia de hablar solo porque yo estaba al otro lado de la habitación. Ya le había preguntado a Rosalie usando su medio de comunicación normal, o gravemente anormal, según el punto de vista.
Emmett se rió, a pesar de que se veía afectado por lo que pasaba.
Renesmee se había vuelto hacia mí, pues Rosalie ignoraba la respuesta.
Algo parecido ocurrió cuando caminó por primera vez, poco más de tres semanas después. Se había quedado mirando a Alice durante un buen rato, observándola con interés mientras su tía arreglaba ramos de flores en los jarrones dispersos por la habitación, bailoteando de un lado para otro con los brazos llenos de flores. La niña se puso de pie, sin tambalearse lo más mínimo, y cruzó la habitación con casi la misma gracia.
Jacob había estallado en aplausos, porque esa era claramente la reacción deseada por Renesmee.
"Sí, es importante para su desarrollo para fomentarla cuando hace algo así" dijo Carlisle. "Incluso si es preocupante que lo este haciendo tan temprano."
La manera en la que él estaba vinculado a ella convertía sus propias reacciones en algo secundario; su primer acto reflejo era siempre darle a la niña cualquier cosa que necesitara, pero cuando nuestros ojos se encontraron, vi reflejado en los suyos todo el pánico que mostraban los míos. Lo imité y aplaudí también en un intento de esconder el miedo, para que ella no lo percibiera.
"Esperemos que no sea demasiado perceptiva" Edward frunció el ceño, deseandole a su hija vivir con la mayor tranquilidad posible.
Al igual que Edward, que hizo lo mismo a mi lado, y no tuvo que poner sus pensamientos en palabras para saber que eran los mismos.
Edward y Carlisle se sumergieron en una investigación dirigida a obtener todo tipo de respuestas, con el fin de saber qué era lo que podíamos esperar. No había mucho que pudiera encontrarse y nada que confirmar.
Alice y Rosalie comenzaban el día con un desfile de modas.
"Sí" Alice dijo con entusiasmo. "Por lo menos voy a conseguir a alguien con quien jugar."
Edward la miró, pero ella no dejó que eso le molestara.
Renesmee nunca se ponía lo mismo dos veces, en parte porque las ropas rápidamente se le quedaban pequeñas y en parte porque Alice y Rosalie querían crear un álbum de fotos que diera la impresión de reflejar una infancia de varios años en vez de semanas.
"Esa es una buena idea" dijo Rosalie. "Definitivamente necesitamos un registro de todas las etapas en que se encuentra."
Para ello, tomaban miles de fotografías, documentando cada fase de su crecimiento acelerado.
A los tres meses, Renesmee mostraba el aspecto de un niño grande de un año o de uno pequeño de dos. Para ser exactos, no tenía las formas propias de un niño de esa edad, pues era más esbelta y más graciosa y guardaba unas proporciones más equilibradas, como las de un adulto. Sus tirabuzones de color bronce le llegaban hasta la cintura y no podía soportar la idea de cortárselos, aunque Alice lo hubiera permitido, que no era el caso.
"Es bueno saber que estamos de acuerdo en algo" dijo Alice, y había un anhelo en todos los ojos de las mujeres que dijeron que querían ver a la niña en ese momento.
Renesmee era capaz de hablar con una entonación y una gramática impecables, pero rara vez se molestaba en emplearlas, porque prefería simplemente mostrarle a la gente lo que quería. No solo andaba, sino que también corría y bailaba, e incluso sabía leer.
Me veía obligada a investigar de continuo a la búsqueda de nuevo material, porque a Renesmee no le gustaba repetir las historias de antes de irse a dormir, como en teoría complace a otros niños, y además no tenía ni pizca de paciencia con los libros de dibujos.
"Oh, así que es un snob como su padre" se rió Emmett.
"No hay nada de malo en saber lo que le gusta y no usar sustitutos baratos" Edward se encogió de hombros sonriendo.
Una noche me puse a leerle unos versos de Alfred Tennyson.
"¿Tennyson?" dijo Emmett haciendo una mueca. "Extraño material de lectura para un bebé. Eso le debería aburrir hasta la muerte."
Rosalie tenía el ceño fruncido. A ella le gustaba la idea de leer historias al bebé.
Porque el flujo y el ritmo de su poesía parecían relajantes. Alzó la mano para tocarme la mejilla, con una imagen en la mente de nosotras dos, solo que esta vez era ella la que sostenía el libro. Se lo entregué con una sonrisa.
–“Hay aquí una dulce música –leyó sin vacilaciones, –que cae con más suavidad que los pétalos sobre la hierba tras desprenderse de las rosas, o el rocío de la noche sobre aguas tranquilas entre las paredes de granito sombrío de un desfiladero reluciente…
"Aburrido" se quejó Emmett.
"Creo que Renesmee ya ha superado a Em en el nivel de madurez" bromeó Jasper.
Mi mano se movía con torpeza, como la de un robot cuando recuperé el libro.
–Si eres tú la que lee, ¿Cómo te vas a dormir? –le pregunté con una voz en la que apenas podía disimular el temblor.
Según los cálculos de Carlisle, el crecimiento de su cuerpo iba disminuyendo de forma paulatina, aunque su mente continuaba su prodigioso salto hacia adelante. Sería una adulta en menos de cuatro años, incluso aunque fuera a más el ratio de decrecimiento.
"¿Cuatro años?" suspiró Edward. Quería más tiempo con su niña... podía escuchar este pensamiento reflejado en la mente de todos los demás.
Cuatro años. Y una anciana a los quince.
Solo quince años de vida.
"No... esto no puede ser verdad" dijo Edward entre dientes.
"Ella tiene que vivir más que eso" acordó Rosalie sintiendo que se le rompería el corazón si eso era todo el tiempo que tenía.
"Tal vez ella deja de crecer" dijo Alice tratando de sonar convincente, pero todo el mundo podía oír el miedo en su voz.
"Ella es parte inmortal, después de todo" agregó Jasper, tratando de infundir un poco de esperanza en todo el mundo y tratando de no dejar que todas sus preocupaciones lo aplasten.
"Es cierto" dijo Carlisle pensativo.
"Pero ella está creciendo... los vampiros no crecen" señaló Edward. No quería colgar sus esperanzas en algo que no era cierto... pero admitió que ya era demasiado tarde para eso. Él quería que Jasper y Alice tuvieran razón.
Pero ella estaba tan sana, vital, brillante, deslumbrante y feliz. Su evidente bienestar hacía más fácil para mí ser feliz a su lado, viviendo el momento, y dejar los problemas del porvenir para el día de mañana.
Carlisle y Edward discutían en voz baja nuestras opciones para el futuro desde cada ángulo posible y yo procuraba no escucharlos. Ellos nunca mantenían estas discusiones en presencia de Jacob, ya que solo había una manera de detener el envejecimiento y esa sería una opción que a él no le emocionaría precisamente.
"Eso es verdad" dijo Rosalie. "Podríamos hacer de ella una vampira por completo."
"Me pregunto lo que haría en ella" dijo Carlisle. "En vista de que ya es casi tan fuerte como nosotros... Es casi un pensamiento aterrador."
"Pero sería mejor que su muerte" protestó Rosalie y Edward asintió con la cabeza.
Y a mí tampoco. ¡Demasiado peligroso!, me gritaban mis instintos. Jacob y Renesmee se parecían en muchos aspectos, ambos seres a medias, dos cosas a la vez. Y todos los cuentos de licántropos insistían en que la ponzoña vampírica era una sentencia de muerte más que un camino hacia la inmortalidad…
"Oh" dijeron varias personas.
"Ella tiene un punto allí, ¿verdad?" dijo Rosalie con tristeza. "Sería demasiado peligroso de hacerlo."
"Sí" coincidió Edward. "No creo que sea bueno utilizar esa opción si podemos evitarlo."
Carlisle y Edward habían investigado ya todo lo que podían a distancia y ahora nos estábamos preparando para seguir las viejas leyendas en sus mismas fuentes. Íbamos a regresar a Brasil y empezar allí mismo. Los ticunas tenían leyendas sobre niños como Renesmee, y si habían existido otros como ella, quizá quedara algún cuento sobre el ciclo vital de estos niños seminmortales…
"Sí, eso suena bien" dijo Carlisle. "La leyenda tuvo que comenzar con algo de verdad... quizás todavía haya un vampiro que debería saber algo."
La única cuestión que quedaba era cuándo íbamos a partir exactamente.
Yo era la causa de la demora. Una pequeña parte del asunto era mi deseo de permanecer cerca de Forks hasta después de las fiestas, por el bien de Charlie.
"Sí, eso tiene sentido" estuvo de acuerdo Esme. "Oh querida, piensas en la primera Navidad de Nessie."
"A ella le va a encantar" Rosalie sonrió junto con Esme, y ni siquiera le importaba cuando se utilizaba el apodo.
Pero más aún, había un viaje diferente que sabía que habríamos de realizar primero… y tenía una clara prioridad. Y también debía ser una excursión a solas.
Edward entrecerró los ojos. "Ella piensa que voy a dejar que se vaya sola a ver a los Volturi."
"Al parecer" sonrió Emmett.
"¡Bueno, está mal!" rompió Edward. "¡No voy a dejar que vaya cerca de esos cretinos sin mí no! ¿Qué está pensando?"
"Ella probablemente está preocupada por lo que Aro haría si lee tu mente y se entera de Nessie" dijo Jasper de forma realista.
Edward estaba entre dientes, no le gustaba en absoluto, pero comprendió que su hermano tenía un punto.
Esa había sido la única discusión que Edward y yo habíamos tenido desde que me había convertido en vampiro. El punto singular de este enfrentamiento era la cuestión de ir sola, pero los hechos eran los que eran, y mi plan era el único que tenía sentido desde un punto de vista racional.
"Así es" dijo Emmett, tratando de imitar la voz de Bella y sacandole la lengua a Edward.
Debía realizar una visita a los Vulturis y tenía que ir sola por completo.
No lograba olvidarlos a pesar de estar liberada de las viejas pesadillas y de cualquier tipo de sueños. Ni tampoco ellos nos habían abandonado sin dejarnos algún que otro recordatorio.
No supe que Alice les había enviado un anuncio de boda hasta que me llegó el regalo de Aro. Estábamos muy lejos, en la isla Esme, cuando ella había tenido una visión de Jane y Alec, los gemelos de poderes devastadores, con otro grupo de soldados. Cayo planeaba enviar una partida de caza para comprobar si todavía era humana.
Edward se estremeció ante eso.
"Ella realmente esta en lo correcto, ya lo sabes" dijo Jasper.
"Lo sé" dijo Edward entre dientes, en realidad no quería hablar sobre eso.
Algo que iba en contra de su edicto, porque yo debía convertirme o ser silenciada de forma permanente ante la amplitud de mis conocimientos sobre el mundo de la noche. Así que Alice había enviado el anuncio por correo en previsión de que esto retrasara su actuación. Mientras ellos descifraban el significado que esto ocultaba. Pero vendrían en algún momento. Eso era cierto.
El regalo en sí no era una abierta amenaza. Extravagante, sí, casi atemorizador en su misma excentricidad. La advertencia estaba en la frase de despedida de la felicitación de Aro, escrita de su puño y letra con tinta negra en un cuadrado de pesado papel blanco:
“Aspiro con deleite a ver a la nueva señora Cullen en persona.”
"Hombre, ese tipo es raro" dijo Emmett. "¿Por qué estabas de amigo con él, Carlisle?"
"Tenemos algunas cosas... muchas cosas en realidad, en común" dijo Carlisle. "Por ejemplo, el amor al encontrar algo que es nuevo y emocionante y averiguar el significado detrás de él. Él es un hombre muy curioso, y disfruté de las muchas discusiones que teníamos sobre... bueno, casi todo lo que se pueda imaginar ".
"Está bien" dijo Emmett.
El regalo venía presentado en una antigua caja de madera elaboradamente tallada, grabada con oro y madreperla y adornada con un arco iris de gemas. Según Alice, la caja en sí misma era un tesoro de valor incalculable que podría haber oscurecido a cualquier pieza de joyería que fuera allí dentro.
–Siempre me he preguntado por el paradero de las joyas de la corona después de que Juan de Inglaterra las empeñara en el siglo XIII –comentó Carlisle. –Supongo que no me sorprende de que los Vulturis tomaran parte en ello.
"Wow, eso suena como un regalo muy bonito" dijo Emmett.
"Y es para alguien que no puede soportar que le den regalos" Jasper se rió entre dientes.
La gargantilla de oro era sencilla, una gruesa cadena con eslabones en forma de escamas, imitando a una suave serpiente que podía enrollarse alrededor del cuello. De ella colgaba una joya: un diamante blanco del tamaño de una pelota de golf.
El poco sutil recordatorio de la nota de Aro me interesó más que la misma joya. Los Vulturis necesitaban cerciorarse de mi inmortalidad y de la obediencia de los Cullen, y no tardarían en querer comprobar ambos aspectos. Y yo no deseaba verlos cerca de Forks, por lo que solo había una manera de mantener nuestra vida allí a salvo.
–No vas a ir sola –había insistido Edward entre dientes, con las manos cerradas en forma de puños.
–No me harán daño –repliqué yo en el tono de voz más tranquilizador que pude improvisar, forzándola a que sonara segura. –No tienen motivos para eso, ahora soy un vampiro. Caso cerrado.
"Eso no quiere decir que puede confiar en que no le harán daño" susurró Edward.
"No lo harán, Edward" dijo Carlisle con calma. "Aro se veía demasiado curioso por averiguar qué podía hacer... eh... ¿qué don podría tener?."
–No. No, ni hablar.
–Edward, es la única manera de proteger a la niña.
Y él no había sido capaz de argumentar en contra de esto. Mi lógica era clara como el agua.
"Y a Eddy definitivamente no le gusta eso" se rió Emmett.
Incluso durante el corto período de tiempo que había conocido a Aro me había dado cuenta de que su naturaleza era la del coleccionista, y sus piezas más valoradas eran las vivas. Codiciaba la belleza, el talento, y la rareza en sus seguidores inmortales más que cualquier joya que pudiese atesorar bajo las bóvedas de su hogar. Ya era suficientemente desafortunado que ambicionara las capacidades de Alice y Edward, y yo no quería darle más razones para que estuviera cerca de la familia de Carlisle.
"Sí, bueno, creo que ya las tiene" murmuró Jasper.
"De acuerdo. Creo que ella estaría en su lista de cosas que desea" frunció el ceño Carlisle.
Edward estaba entre dientes.
"Lo siento, Edward" suspiró Carlisle.
Renesmee era hermosa, tenía un don y era única, solo existía ella en su especie. Él no debía verla ni siquiera a través de los pensamientos de otro.
"Ella tiene toda la razón" dijo Carlisle.
"Tiene que haber una manera que pueda darle algún tipo de seguridad" dijo Edward rotundamente. "Ella no puede ir sola."
"No veo cómo" Carlisle frunció el ceño. "Cualquier persona que fuera con ella podría ser una amenaza potencial para renunciar a Nessie."
"Cualquiera que conozca acerca de Nessie, al menos" dijo Emmett.
"¿Qué dijiste?" Edward levantó la cabeza hacia su hermano. "Eso es todo... ¿podría ir con alguien que no sepa de Renesmee?"
"Eso podría funcionar, pero... ¿quién?" dijo Carlisle pensativo.
"No sé" dijo Edward. "Con los Denali tal vez."
"No creo que alguno de ellos quiera ir con los Volturi" dijo Jasper.
"Eso es cierto... sería difícil encontrar a alguien que voluntariamente quiera ir con los Volturi" dijo Carlisle.
"Aún así, estoy seguro de que podríamos convencer a alguien para ir con ella" dijo Edward.
"Incluso si no les dicen la razón por la cual uno de nosotros no puede simplemente ir con ella" dijo Jasper. "Creo que es una especie de idea vaga, Edward. Si Aro lee sus pensamientos, sabría que estámos tratando de mantener algo fuera de él."
"Mmm" resopló Edward molesto de que su hermano de nuevo tenía un punto.
Y yo era la única a la cual no era capaz de leerle el pensamiento, motivo por el que debía ir sola.
Alice no preveía ningún problema en mi viaje, pero le preocupaba la poca definición de sus visiones. Decía que a veces percibía algo brumoso cuando había decisiones externas que podrían entrar en conflicto, pero que aún no habían sido resueltas con solidez.
Edward frunció el ceño aún más. Él deseaba tener algún tipo de garantía de que estaría a salvo.
Esta falta de certeza hacía que Edward, ya vacilante, se opusiera de modo resuelto a mi propósito.
"¿De Verdad?" Emmett resonó. "¡Eso es impactante!"
Quería acompañarme hasta que hiciera la conexión en Londres, pero yo no deseaba dejar a Renesmee sin ambos padres, así que Carlisle vendría en su lugar. Esto nos relajó a los dos un tanto, el saber que Carlisle estaría a unas pocas de distancia.
"Es cierto... pero sólo un poco" murmuró Edward.
Alice continuó escaneando el futuro, pero sus hallazgos no guardaban relación alguna con lo que ella estaba buscando. Una nueva tendencia en el mercado de valores, una posible visita de reconciliación por parte de Irina, aunque su decisión aún no era firme, una tormenta de nieve que no nos afectaría al menos durante otras seis semanas, una llamada de Renée, para la cual yo estaba practicando una voz algo más ruda que la mía habitual y en la que mejoraba día a día… porque, para su conocimiento, yo todavía estaba enferma, aunque recuperándome.
Compramos los billetes para Italia el día después de que Renesmee cumpliera los tres meses. Planeaba que fuera una expedición muy corta, así que no había hablado del tema con Charlie. Jacob lo sabía y se puso de lado de Edward en este asunto. Sin embargo, la discusión de aquel día versaba sobre Brasil, porque él estaba decidido a ir con nosotros.
Nosotros tres, Jacob, Renesmee y yo, habíamos salido juntos de caza. La dieta de sangre animal no era la favorita de la niña.
"Bueno, no es el nuestro tampoco" dijo Emmett. "Es algo que tienes que vivir..."
Y ese era el motivo por el cual se le permitía a Jacob que nos acompañase. Jacob lo había convertido en una competición entre ellos dos y eso hacía que Renesmee estuviera más dispuesta a esta sesión de caza que a ninguna otra cosa.
"Quiero ir también" Emmett hizo un puchero. "Yo les enseñaría quién es el mejor."
Renesmee tenía muy claro el asunto este de que cazar humanos no era bueno, por eso para ella la sangre donada era un buen acuerdo.
Carlisle se rió de eso; disfrutando el razonamiento detrás de él.
La sangre humana le satisfacía y parecía ser compatible con su sistema, pero reaccionaba a toda clase de comida sólida con la misma resignación martirizada que yo había mostrado en algún momento ante la coliflor y las judías blancas. Al menos, la sangre animal era mejor que eso. Tenía una naturaleza competitiva y el reto de vencer a Jacob hacía que mirara la caza con expectación.
"Ella va a encajar perfectamente en esta familia, entonces" dijo Emmett.
"Ella encaja a la perfección incluso sin eso" dijo Rosalie con firmeza.
–Jacob –le dije, intentando razonar con él de nuevo, mientras Renesmee bailoteaba delante de nosotros en el gran claro, buscando un olor que le gustara, –tú tienes aquí obligaciones, Seth, Leah…
Él resopló.
–No soy la niñera de la manada. De todos modos, ellos también tienen responsabilidades en La Push.
"Hum, ni siquiera puede tomar sus obligaciones en serio" se quejó Rosalie.
–¿Y tú no? ¿Acaso vas a dejar de modo oficial el instituto, entonces? Si quieres mantener el nivel de Renesmee vas a tener que estudiar en firme.
"Ella tiene un excelente punto allí" se rió Emmett.
"Argh, ¿cómo podría quedar atrapada Renesmee con este burro?" gruñó Rosalie.
"En realidad, creo que Jacob puede ser bastante perspicaz cuando quiere serlo" dijo Carlisle. "Y estoy seguro de que va a madurar rápidamente ahora."
–Solo me he tomado un año sabático. Regresaré a la escuela cuando las cosas… vayan más despacio.
Perdí la concentración en mi parte de la discusión cuando él dijo eso, y ambos miramos de modo automático a la niña. Ella estaba observando cómo los copos de nieve revoloteaban por encima de su cabeza. Se derretían antes de que llegaran a la hierba que amarilleaba en el enorme prado con forma de cabeza de flecha donde nos encontrábamos. Su arrugado vestido de color marfil era solo un tono más oscuro que la nieve y sus rizos marrón rojizo resplandecían aunque el sol estaba bien oculto detrás de las nubes.
Se agazapó durante un instante y luego saltó a unos cinco metros de altura por el aire delante de nosotros.
"Todo un salto vertical" se rió Emmett.
Sus manitas atraparon un copo y se dejó caer con ligereza sobre los pies.
Se volvió hacia nosotros con su sorprendente sonrisa, algo a lo que era imposible acostumbrarse, y abrió las palmas de las manos para mostrarnos la estrella de hielo de ocho puntas perfectamente formada antes de que se derritiera.
–Qué bonita –le contestó Jacob, apreciando su gesto, –pero creo que estas perdiendo el tiempo, Nessie.
Ella corrió de regreso hacia Jacob y él le tendió los brazos justo en el momento en que ella saltó dentro de ellos. Siempre se movían de un modo absolutamente sincronizado. Ella hacía esto cuando debía decirle algo, porque seguía prefiriendo no hablar en voz alta.
Renesmee tocó su rostro, poniendo una adorable mala cara cuando escuchamos el sonido de un pequeño rebaño de alces alejándose en el bosque.
–Segurísimo que no tienes sed, Nessie –repuso Jacob con cierto talante sarcástico, pero más indulgente que otra cosa. –¡Lo que pasa es que te da miedo que sea yo el que atrape el más grande otra vez!
Ella saltó al suelo de nuevo desde los brazos de Jacob, aterrizando con ligereza y poniendo los ojos en blanco, un gesto que la hacía parecerse mucho a Edward.
"Aww" arrullaron las chicas de nuevo, y luego se echaron a reír.
Y luego salió disparada entre los árboles.
–¡Ya voy yo! –me dijo Jacob cuando me incliné como si fuera a seguirla. Se arrancó la camiseta mientras cargaba detrás de ella hacia el bosque, temblando ya. –¡No vale si haces trampas! –le gritó a Renesmee.
Le sonreí a las hojas que habían dejado flotando detrás de ellos, al mismo tiempo que sacudía la cabeza. Algunas veces Jacob era más crío que la misma Renesmee.
"¿Qué quiere decir con "a veces"?" resopló Rosalie.
"Lo dice la mujer que está casada con un niño de gran tamaño" bromeó Alice.
"Hey" hizo un puchero Emmett.
Hice una pausa, dándoles a mis cazadores una ventaja de unos cuantos minutos. Era de lo más sencillo seguirles la pista y a Renesmee le encantaría sorprenderme con el tamaño de su presa. Sonreí otra vez.
El estrecho prado estaba muy tranquilo y desocupado. Los copos revoloteaban y se disolvían para desaparecer antes de caerme encima. Alice había visto que no llegaría una verdadera nevada hasta dentro de bastantes semanas.
Por lo general, Edward solía acompañarme en estas expediciones de caza, pero hoy estaba con Carlisle, planeando el viaje a Rio, discutiendo el tema a espaldas de Jacob… fruncí el ceño.
"Argh... a ella le gusta el cachorro de nuevo" se quejó Edward.
"Y no estas tan loco con el cachorro" señaló Jasper sonriendo.
Cuando volviera, me pondría de parte de Jacob. Él debía venir con nosotros, se jugaba en esto casi tanto como cualquiera de nosotros, ya que arriesgaba su vida, igual que yo la mía.
De forma rutinaria, recorrí con los ojos la ladera de la montaña en busca de presas y peligros mientras me ensimismaba en los acontecimientos inminentes. No pensé en ello, fue un impulso automático.
O quizás había una razón para mi escaneó, algo imperceptible que disparó mis sentidos agudos como cuchillas antes de que siquiera fuera yo consciente de ellos.
"¿Qué?" dijo Edward preocupado. "¿Qué es?"
Cuando mis ojos recorrieron el borde de un acantilado distante, que alzaba su contorno azul grisáceo contra el verde casi negro del bosque, un fulgor plateado, ¿o tal vez dorado?, atrapó mi atención.
Mi mirada se concentró en el color que no debía estar allí, tan lejana en la bruma que ni un águila hubiera sido capaz de descubrirlo. Me quedé observandolo.
Ella me devolvió la mirada.
"¿Ella?" Edward preguntó, todavía preocupado. "Esto no suena bien."
Rosalie pudo ver que Carlisle y Jasper estaban a punto de decir algo, pero ella empezó a leer con rapidez, quería saber realmente quién era y no sólo especular sobre ello.
No albergué dudas de que se trataba de una vampira. Su tez era del color blanco del mármol, y tu textura un millón de veces más suave que de la piel humana. Incluso bajo las nubes relucía con ligereza. Y si no la hubiera delatado la piel, lo habría hecho la inmovilidad. Solo los vampiros y las estatuas eran capaces de estar tan perfectamente quietos.
Tenía el pelo de color rubio muy claro, casi plateado. Ese había sido el resplandor que había captado mi atención, ya que le caía recto, como cortado con una regla, hasta la altura de la barbilla, partido en dos lados iguales por una raya al medio.
"Por lo tanto, es Irina" murmuró Carlisle relajado.
Edward, sin embargo, no lo hizo. Todavía no le gustaba lo que estaba pasando.
Era una extraña para mí, estaba segura de que no la había visto jamás antes, ni siquiera cuando era humana. Ninguno de los rostros que había en mi nebulosa memoria era como este, pero la reconocí por sus oscuros ojos dorados.
Irina había decidido venir, después de todo.
Durante un momento me quedé mirándola y ella me devolvió la mirada. Me pregunté si adivinaría de forma inmediata mi identidad.
"Probablemente, no hay otros recién nacidos que permanezcan con nosotros, después de todo" rió Emmett.
Alcé la mano a medias, como para saludar, pero su labio se torció un poco, dándole a su rostro un aspecto repentinamente hostil.
"¿Por qué está hostil?" preguntó Esme su voz temblaba un poco.
"No sé" dijo Carlisle preocupado de nuevo.
Escuché el grito de victoria de Renesmee en el bosque y enseguida el aullido de Jacob, haciéndole eso, y vi cómo Irina arrugaba la cara de modo reflexivo ante el sonido, cuando le llegó unos segundos más tarde. Su mirada se deslizó hacia la derecha, y supe lo que estaba viendo. Un enorme licántropo de color rojizo, quizás el mismo que había matado a Laurent.
"Oh, querida... eso no puede ser bueno" suspiró Esme.
"Estúpido perro callejero, arruinando todo" siseó Rosalie.
¿Cuánto tiempo llevaba observándonos? Seguro que el suficiente para apreciar la naturaleza y la profundidad del cambio que se había producido entre nosotros.
Su rostro se contrajo en un espasmo de dolor.
De forma instintiva, abrí las manos frente a mí en un gesto de disculpa. Mientras me daba la espalda, curvó el labio hacia arriba sobre los dientes, abrió la mandíbula y aulló.
Edward estaba entre dientes, no le gustaba el hecho de que le iba a gruñir a Bella.
Cuando el tenue sonido me llegó, ella ya se había vuelto definitivamente y había desaparecido en el bosque.
–¡Mierda! –gruñí.
"Tienes razón, hermana" rió Emmett.
Salí disparada hacia el bosque detrás de Renesmee y Jacob, preocupada por no tenerlos a la vista. No sabía en qué dirección había partido Irina, o lo furiosa que estaba en esos momentos. La venganza era una obsesión bastante común entre los vampiros, y no era nada fácil de suprimir.
Edward entrecerró los ojos.
"Ella no haría eso" Carlisle trató de sonar convincente. "No te preocupes".
Corriendo a la máxima velocidad, solo me llevó dos segundos alcanzarlos.
–El mío es más grande –insistía Renesmee cuando me precipité entre los espesos arbustos hasta el pequeño claro donde estaban.
Las orejas de Jacob se aplastaron hacia atrás cuando reconoció mi expresión; se inclinó hacia delante, mostrando los dientes, con el hocico ensangrentado después de la caza. Sus ojos rastrearon el bosque y pude escuchar el rugido que comenzaba a formarse en su garganta.
La niña estaba tan alerta como Jacob. Abandonando el ciervo muerto a sus pies, saltó hacia mis brazos que la esperaban, apretando sus manos curiosas contra mis mejillas.
–Es una reacción exagerada –les aseguré con rapidez. –Todo va bien, o eso creo. Tranquilos.
Saqué el móvil y toqué el botón de marcación rápida. Edward contestó al primer timbrazo. Jacob y Renesmee escucharon con atención, a mi lado, mientras informaba a Edward.
–Ven, trae a Carlisle –comenté con tanta rapidez que me pregunté si Jacob podría seguir la frase, –he visto a Irina y ella me ha visto a mí, pero entonces ha percibido a Jacob, se ha enfurecido y ha huido, creo. No ha aparecido por aquí, bueno, no todavía, pero parecía bastante enfadada o sea que quizá se presente en cualquier momento. Y, si no es así, Carlisle y tú deben salir tras ella y hablarle. Me siento fatal.
"No es tu culpa" dijo Rosalie.
El rugido de Jacob retumbó.
Y parecía molesta por su reacción.
–Estaremos ahí en medio minuto –me aseguró Edward, y escuché el roce del viento que generó su carrera.
Nos apresuramos hacia el prado grande y allí esperamos en silencio mientras yo aguzaba el oído para detectar la aproximación de alguien que no pudiéramos reconocer.
Pero el primer sonido que percibí era muy conocido. En un instante Edward estuvo a mi lado y Carlisle, unos cuantos segundos más tarde. Me sorprendió escuchar el conjunto de pesadas y grandes patas que siguió a Carlisle. Seguro que no debía de haberme sorprendido que Jacob hubiera pedido refuerzos, ya que era lo normal al estar Renesmee en el más mínimo riesgo.
"Debes admitir que eso es bueno" dijo Emmett.
Rosalie rodó los ojos y aceptó de mala gana "supongo."
–Estaba allí, en lo alto de aquel acantilado –les dije con rapidez, señalando el punto exacto. Si Irina estaba huyendo gozaba ya de una buena ventaja: ¿pararía ella para escuchar a Carlisle? Su expresión me hacía pensar que no. –Quizá deberían haberles dicho a Emmett y Jasper que vinieran también con ustedes. Parecía… realmente enfadada. Me rugió.
–¿Qué? –inquirió Edward con voz alterada.
Carlisle puso una mano sobre su hombro.
–Está sufriendo. Yo iré tras ella.
–Yo voy contigo –insistió Edward.
Intercambiaron una larga mirada, en la que quizá Carlisle estuvo midiendo la irritación de Edward con Irina frente a su capacidad de ayuda como lector de mentes.
Todo el mundo se rió de eso y el hecho de que la sonrisa de Carlisle fuera más grande parecía sugerir que Bella probablemente tenía razón.
Al final, Carlisle asintió, y ambos se marcharon para seguir el rastro sin llamar a Emmett y Jasper.
Jacob, enojado, empujó mi espalda con la nariz. Quería llevar a Renesmee de vuelta a la seguridad de la casa, sólo por si acaso. Estuve de acuerdo con él y ambos nos apresuramos hacia allí con Seth y Leah flanqueándonos.
Renesmee estaba encantada en mis brazos con una mano aún descansando en mi mejilla. Como la expedición de caza se había suspendido, tendría que apañarse con la sangre donada. Sus pensamientos eran bastantes petulantes.
"Ella es definitivamente tu hija" Emmett se rió entre dientes, y todo el mundo se echó a reír.
"Eso es todo" dijo Rosalie también sonriendo mientras le entregaba el libro de Alice.

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