Nada de esto es propiedad nuestra, los personajes son propiedad de S. MEYER y el fanfic pertenece a CHOICESHP, la traducción actualmente esta a cargo de Lore Espinosa. Gracias por seguir esta historia fascinante chicas.
CAPITULO 27: PLANES DE VIAJE
TRADUCCIÓN: Lorena Espinosa.
"Planes de viaje" leyó Rosalie.
Me tomaba la
mitología mucho más en serio desde que me había convertido en vampiro.
"¿En serio? Yo no lo hago" dijo Emmett. "Todavía no creo
que los dioses griegos son reales..."
"Ella habla de los mitos que tienen que ver con los vampiros"
Rosalie puso los ojos en blanco.
"Oh, está bien... pero aún así, no le presté mucha atención a
ellos" se encogió de hombros Emmett.
Cuando recordaba mis
primeros tres meses como inmortal.
"Aww... ¿pasaron tres meses y no lo cuenta?" Emmett hizo un
puchero.
Solía imaginar el
aspecto que tendría el hilo de mi destino en el telar de las Parcas, porque,
claro, ¿Quién podía saber si existían o no en realidad? Estaba persuadida de
que mi hilo había cambiado de color, pensaba incluso que podía haber comenzado
como un beige encantador, sufrido y contemporizador, algo que resultaría bien
como fondo de las cosas. Ahora debía de ser de un escarlata intenso o tal vez
un dorado refulgente.
"Eh... no tengo ni idea de lo que está hablando" dijo Emmett.
"Tengo la sensación de que será más clara cuanto más leyamos"
explicó Carlisle.
Las hebras de mi
familia, amigos y vecinos se entrtejían hasta formar un tapiz hermoso,
deslumbrante, compuesto por sus propios y brillantes colores de complemento.
Me sorprendían
algunas de las hilazas que había terminado por incluir en mi vida. Por ejemplo,
los licántropos, con sus colores amaderados, intensos, no eran algo que cupiera
esperar, Jacob y Seth sí, por supesto, pero otro viejos amigos como Quil y
Embry también acabaron por convertirse en parte de la tela cuando se unieronn a
la manada de Jacob.
"Ah, los amigos del perro se unieron a su manada" sonrió
Emmett.
"Genial, más lobos con nosotros" se quejó Rosalie.
"Supongo que ahora saben que Jacob no va a estar en contra de la
manada. Era natural para aquellos niños a unirse a su manada" dijo
Carlisle.
E incluso Sam y
Emily terminaron por mostrar una cierta cordialidad.
Las tensiones entre
nuestras familias se redujeron en buena parte gracias a Renesmee, ese ser tan
adorable.
"Sí, puedo creerlo fácilmente" Rosalie sonrió junto con Esme
y Edward.
Del mismo modo se
entrelazaron en nuestras vidas Sue y Leah Clearwater, otras dos que no había
previsto.
"¿En serio? Me pareció que la chica-lobo nos odiaba" dijo
Emmett.
"Ella es parte de la manada del perro. Supongo que tiene que estar
en el tapiz" Jasper se encogió de hombros.
Sue parecía haber
tomado sobre sus hombros la tarea de suavizar la transición de Charlie hacia un
mundo de fantasía. Solía acompañarlo a casa de los Cullen la mayor parte de los
días, aunque en realidad nunca pareció cómoda con el comportamiento de su hijo
en particular y de la manada de Jacob en general. No tenía por costumbre
hablar, se limitaba a merodear en torno a Charlie con ademán protector. Ella
era la primera persona a la que él miraba cuando la niña hacía algo
inquietante, demasiado avanzado para su edad, lo cual sucedía a menudo. En
respuesta, Sue dirigía una mirada significativa a Seth como si le dijera:
“Vale, tendrás que contarme a qué se debe esto”.
Emmett se rió de eso. "Esa es una buena explicación."
"Me alegro de que este allí para ayudarlo con esto" sonrió
Esme.
Leah estaba aún más
incómoda que Sue y era la única parte de nuestra recién extendida familia que
se mostraba abiertamente hostil a la fusión. Sin embargo, ella y Jacob habían
desarrollado una nueva camaradería que la mantenía en conexión con todos los
demás.
"Te dije" Jasper se rió entre dientes.
Una vez le pregunté
por esto a él, no sin cierta vacilación, pues no quería entrometerme, pero la
relación que había ahora entre ellos era tan diferente a como solía ser que me
hizo sentir curiosidad. Él se encogió de hombros y me contó que era un asunto
de la manada.
"Argh" gruñó Rosalie.
"¿Qué?" le preguntó Emmett.
"No es más que enojo porque sabemos lo que es el asunto de la
manada" sonrió Edward.
Rosalie lo miró, pero empezó a leer de nuevo.
Ella era su segunda
al mando, su “Beta”, como yo lo llamé una vez, tiempo atrás.
–Supongo que
mientras deba andar metido en este rollo de Alfa y creérmelo y todo –me explicó
Jacob, –será mejor que cumpla con las formalidades.
Esa nueva
responsabilidad hacía que Leah sintiera la necesidad de controlar a menudo el
paradero del jefe de su manada, y teniendo en cuenta que él estaba siempre con
Renesmee…
Leah no se mostraba
nada feliz de estar tan cerca de nosotros, pero era la excepción. La felicidad
era el componente primordial de mi vida en esos momentos, y el diseño principal
de mi tapiz. Tanto que mi relación con Jasper se había convertido en algo mucho
más cercano de lo que había soñado jamás.
"Bueno, eso es ciertamente agradable de saber" sonrió Jasper.
Sin embargo, al
principio me sentía algo molesta con él.
–¡Ya está bien! –me
quejé a Edward una noche después de que pusiéramos a Renesmee en su cuna de
hierro forjado. –Si no he matado ya a Charlie o a Sue, es muy probable que eso
no vaya a ocurrir en un futuro. ¡Me gustaría que Jasper dejara de andar a mi
alrededor todo el día!
"No creo que sea por eso que estoy a su alrededor" frunció el
ceño Jasper.
"Por supuesto que no lo es" dijo Alice. "Creo que tiene
algo que ver con ese tapiz del que ella sigue hablando."
–Nadie duda de ti,
Bella, ni lo más mínimo –me aseguró él. –Ya conoces a Jasper, no puede
resistirse a un buen clima emocional. Tú rezumas tanta felicidad todo el
tiempo, amor, que gravita a tu alrededor sin pensárselo. No lo hace de forma
consciente.
Y entonces Edward me
abrazó estrechamente, porque nada le agradaba más que el éxtasis sobrecogedor
que sentía en esta vida nueva.
Y yo estaba eufórica
casi siempre. Los días no eran lo bastante largos para poder disfrutar de la
adoración que sentía por mi hija; y las noches no tenían horas suficientes para
satisfacer mi necesidad de Edward.
"Parece que ha encontrado el equilibrio en esta vida con bastante
facilidad" sonrió Edward.
Sin embargo, había
un punto débil en esta alegría. Si le daba la vuelta a la tela de nuestras
vidas, imaginaba que el diseño en la parte del revés debía de basarse en los
hilos desvaídos y grisáceos de la duda y el miedo.
"Oh genial, justo de lo que quiero oír hablar" se quejó
Rosalie.
Renesmee pronunció
su primera palabra cuando tuvo justo una semana de edad. La palabra fue “mami”.
"Aww" dijeron todas las chicas, pero todo el mundo en la sala
estaba preocupado por este problema.
Que debería haberme
hecho feliz todo el día, salvo porque me aterraban tanto los progresos que iba
haciendo que apenas pude forzar mi rostro paralizado a devolverle la sonrisa. Y
no ayudó el hecho de que le siguiera su primera frase, sin pararse ni siquiera
a respirar.
–¿Dónde está el
abuelito, mami?
"Y tan claramente" murmuró Carlisle. "No como un niño,
pero al igual que un adulto."
La enunció con una
clara y aguda voz de soprano. Se había tomado la molestia de hablar solo porque
yo estaba al otro lado de la habitación. Ya le había preguntado a Rosalie
usando su medio de comunicación normal, o gravemente anormal, según el punto de
vista.
Emmett se rió, a pesar de que se veía afectado por lo que pasaba.
Renesmee se había
vuelto hacia mí, pues Rosalie ignoraba la respuesta.
Algo parecido
ocurrió cuando caminó por primera vez, poco más de tres semanas después. Se
había quedado mirando a Alice durante un buen rato, observándola con interés
mientras su tía arreglaba ramos de flores en los jarrones dispersos por la
habitación, bailoteando de un lado para otro con los brazos llenos de flores.
La niña se puso de pie, sin tambalearse lo más mínimo, y cruzó la habitación
con casi la misma gracia.
Jacob había
estallado en aplausos, porque esa era claramente la reacción deseada por
Renesmee.
"Sí, es importante para su desarrollo para fomentarla cuando hace
algo así" dijo Carlisle. "Incluso si es preocupante que lo este
haciendo tan temprano."
La manera en la que
él estaba vinculado a ella convertía sus propias reacciones en algo secundario;
su primer acto reflejo era siempre darle a la niña cualquier cosa que
necesitara, pero cuando nuestros ojos se encontraron, vi reflejado en los suyos
todo el pánico que mostraban los míos. Lo imité y aplaudí también en un intento
de esconder el miedo, para que ella no lo percibiera.
"Esperemos que no sea demasiado perceptiva" Edward frunció el
ceño, deseandole a su hija vivir con la mayor tranquilidad posible.
Al igual que Edward,
que hizo lo mismo a mi lado, y no tuvo que poner sus pensamientos en palabras
para saber que eran los mismos.
Edward y Carlisle se
sumergieron en una investigación dirigida a obtener todo tipo de respuestas,
con el fin de saber qué era lo que podíamos esperar. No había mucho que pudiera
encontrarse y nada que confirmar.
Alice y Rosalie
comenzaban el día con un desfile de modas.
"Sí" Alice dijo con entusiasmo. "Por lo menos voy a
conseguir a alguien con quien jugar."
Edward la miró, pero ella no dejó que eso le molestara.
Renesmee nunca se
ponía lo mismo dos veces, en parte porque las ropas rápidamente se le quedaban
pequeñas y en parte porque Alice y Rosalie querían crear un álbum de fotos que
diera la impresión de reflejar una infancia de varios años en vez de semanas.
"Esa es una buena idea" dijo Rosalie. "Definitivamente
necesitamos un registro de todas las etapas en que se encuentra."
Para ello, tomaban
miles de fotografías, documentando cada fase de su crecimiento acelerado.
A los tres meses,
Renesmee mostraba el aspecto de un niño grande de un año o de uno pequeño de
dos. Para ser exactos, no tenía las formas propias de un niño de esa edad, pues
era más esbelta y más graciosa y guardaba unas proporciones más equilibradas,
como las de un adulto. Sus tirabuzones de color bronce le llegaban hasta la
cintura y no podía soportar la idea de cortárselos, aunque Alice lo hubiera
permitido, que no era el caso.
"Es bueno saber que estamos de acuerdo en algo" dijo Alice, y
había un anhelo en todos los ojos de las mujeres que dijeron que querían ver a
la niña en ese momento.
Renesmee era capaz
de hablar con una entonación y una gramática impecables, pero rara vez se
molestaba en emplearlas, porque prefería simplemente mostrarle a la gente lo
que quería. No solo andaba, sino que también corría y bailaba, e incluso sabía
leer.
Me veía obligada a
investigar de continuo a la búsqueda de nuevo material, porque a Renesmee no le
gustaba repetir las historias de antes de irse a dormir, como en teoría
complace a otros niños, y además no tenía ni pizca de paciencia con los libros
de dibujos.
"Oh, así que es un snob como su padre" se rió Emmett.
"No hay nada de malo en saber lo que le gusta y no usar sustitutos
baratos" Edward se encogió de hombros sonriendo.
Una noche me puse a
leerle unos versos de Alfred Tennyson.
"¿Tennyson?" dijo Emmett haciendo una mueca. "Extraño
material de lectura para un bebé. Eso le debería aburrir hasta la muerte."
Rosalie tenía el ceño fruncido. A ella le gustaba la idea de leer
historias al bebé.
Porque el flujo y el
ritmo de su poesía parecían relajantes. Alzó la mano para tocarme la mejilla,
con una imagen en la mente de nosotras dos, solo que esta vez era ella la que
sostenía el libro. Se lo entregué con una sonrisa.
–“Hay aquí una dulce
música –leyó sin vacilaciones, –que cae con más suavidad que los pétalos sobre
la hierba tras desprenderse de las rosas, o el rocío de la noche sobre aguas
tranquilas entre las paredes de granito sombrío de un desfiladero reluciente…
"Aburrido" se quejó Emmett.
"Creo que Renesmee ya ha superado a Em en el nivel de
madurez" bromeó Jasper.
Mi mano se movía con
torpeza, como la de un robot cuando recuperé el libro.
–Si eres tú la que
lee, ¿Cómo te vas a dormir? –le pregunté con una voz en la que apenas podía
disimular el temblor.
Según los cálculos
de Carlisle, el crecimiento de su cuerpo iba disminuyendo de forma paulatina,
aunque su mente continuaba su prodigioso salto hacia adelante. Sería una adulta
en menos de cuatro años, incluso aunque fuera a más el ratio de decrecimiento.
"¿Cuatro años?" suspiró Edward. Quería más tiempo con su niña...
podía escuchar este pensamiento reflejado en la mente de todos los demás.
Cuatro años. Y una
anciana a los quince.
Solo quince años de
vida.
"No... esto no puede ser verdad" dijo Edward entre dientes.
"Ella tiene que vivir más que eso" acordó Rosalie sintiendo
que se le rompería el corazón si eso era todo el tiempo que tenía.
"Tal vez ella deja de crecer" dijo Alice tratando de sonar
convincente, pero todo el mundo podía oír el miedo en su voz.
"Ella es parte inmortal, después de todo" agregó Jasper,
tratando de infundir un poco de esperanza en todo el mundo y tratando de no
dejar que todas sus preocupaciones lo aplasten.
"Es cierto" dijo Carlisle pensativo.
"Pero ella está creciendo... los vampiros no crecen" señaló
Edward. No quería colgar sus esperanzas en algo que no era cierto... pero
admitió que ya era demasiado tarde para eso. Él quería que Jasper y Alice
tuvieran razón.
Pero ella estaba tan
sana, vital, brillante, deslumbrante y feliz. Su evidente bienestar hacía más
fácil para mí ser feliz a su lado, viviendo el momento, y dejar los problemas
del porvenir para el día de mañana.
Carlisle y Edward
discutían en voz baja nuestras opciones para el futuro desde cada ángulo
posible y yo procuraba no escucharlos. Ellos nunca mantenían estas discusiones
en presencia de Jacob, ya que solo había una manera de detener el
envejecimiento y esa sería una opción que a él no le emocionaría precisamente.
"Eso es verdad" dijo Rosalie. "Podríamos hacer de ella
una vampira por completo."
"Me pregunto lo que haría en ella" dijo Carlisle. "En
vista de que ya es casi tan fuerte como nosotros... Es casi un pensamiento
aterrador."
"Pero sería mejor que su muerte" protestó Rosalie y Edward
asintió con la cabeza.
Y a mí tampoco.
¡Demasiado peligroso!, me gritaban mis instintos. Jacob y Renesmee se parecían
en muchos aspectos, ambos seres a medias, dos cosas a la vez. Y todos los
cuentos de licántropos insistían en que la ponzoña vampírica era una sentencia
de muerte más que un camino hacia la inmortalidad…
"Oh" dijeron varias personas.
"Ella tiene un punto allí, ¿verdad?" dijo Rosalie con tristeza.
"Sería demasiado peligroso de hacerlo."
"Sí" coincidió Edward. "No creo que sea bueno utilizar
esa opción si podemos evitarlo."
Carlisle y Edward
habían investigado ya todo lo que podían a distancia y ahora nos estábamos
preparando para seguir las viejas leyendas en sus mismas fuentes. Íbamos a
regresar a Brasil y empezar allí mismo. Los ticunas tenían leyendas sobre niños
como Renesmee, y si habían existido otros como ella, quizá quedara algún cuento
sobre el ciclo vital de estos niños seminmortales…
"Sí, eso suena bien" dijo Carlisle. "La leyenda tuvo que
comenzar con algo de verdad... quizás todavía haya un vampiro que debería saber
algo."
La única cuestión
que quedaba era cuándo íbamos a partir exactamente.
Yo era la causa de
la demora. Una pequeña parte del asunto era mi deseo de permanecer cerca de
Forks hasta después de las fiestas, por el bien de Charlie.
"Sí, eso tiene sentido" estuvo de acuerdo Esme. "Oh
querida, piensas en la primera Navidad de Nessie."
"A ella le va a encantar" Rosalie sonrió junto con Esme, y ni
siquiera le importaba cuando se utilizaba el apodo.
Pero más aún, había
un viaje diferente que sabía que habríamos de realizar primero… y tenía una
clara prioridad. Y también debía ser una excursión a solas.
Edward entrecerró los ojos. "Ella piensa que voy a dejar que se
vaya sola a ver a los Volturi."
"Al parecer" sonrió Emmett.
"¡Bueno, está mal!" rompió Edward. "¡No voy a dejar que
vaya cerca de esos cretinos sin mí no! ¿Qué está pensando?"
"Ella probablemente está preocupada por lo que Aro haría si lee tu
mente y se entera de Nessie" dijo Jasper de forma realista.
Edward estaba entre dientes, no le gustaba en absoluto, pero comprendió
que su hermano tenía un punto.
Esa había sido la
única discusión que Edward y yo habíamos tenido desde que me había convertido
en vampiro. El punto singular de este enfrentamiento era la cuestión de ir
sola, pero los hechos eran los que eran, y mi plan era el único que tenía
sentido desde un punto de vista racional.
"Así es" dijo Emmett, tratando de imitar la voz de Bella y
sacandole la lengua a Edward.
Debía realizar una
visita a los Vulturis y tenía que ir sola por completo.
No lograba
olvidarlos a pesar de estar liberada de las viejas pesadillas y de cualquier
tipo de sueños. Ni tampoco ellos nos habían abandonado sin dejarnos algún que
otro recordatorio.
No supe que Alice
les había enviado un anuncio de boda hasta que me llegó el regalo de Aro.
Estábamos muy lejos, en la isla Esme, cuando ella había tenido una visión de
Jane y Alec, los gemelos de poderes devastadores, con otro grupo de soldados.
Cayo planeaba enviar una partida de caza para comprobar si todavía era humana.
Edward se estremeció ante eso.
"Ella realmente esta en lo correcto, ya lo sabes" dijo
Jasper.
"Lo sé" dijo Edward entre dientes, en realidad no quería
hablar sobre eso.
Algo que iba en
contra de su edicto, porque yo debía convertirme o ser silenciada de forma
permanente ante la amplitud de mis conocimientos sobre el mundo de la noche.
Así que Alice había enviado el anuncio por correo en previsión de que esto
retrasara su actuación. Mientras ellos descifraban el significado que esto
ocultaba. Pero vendrían en algún momento. Eso era cierto.
El regalo en sí no
era una abierta amenaza. Extravagante, sí, casi atemorizador en su misma
excentricidad. La advertencia estaba en la frase de despedida de la
felicitación de Aro, escrita de su puño y letra con tinta negra en un cuadrado
de pesado papel blanco:
“Aspiro con deleite a ver a la nueva señora Cullen
en persona.”
"Hombre, ese tipo es raro" dijo Emmett. "¿Por qué
estabas de amigo con él, Carlisle?"
"Tenemos algunas cosas... muchas cosas en realidad, en común"
dijo Carlisle. "Por ejemplo, el amor al encontrar algo que es nuevo y
emocionante y averiguar el significado detrás de él. Él es un hombre muy
curioso, y disfruté de las muchas discusiones que teníamos sobre... bueno, casi
todo lo que se pueda imaginar ".
"Está bien" dijo Emmett.
El regalo venía
presentado en una antigua caja de madera elaboradamente tallada, grabada con
oro y madreperla y adornada con un arco iris de gemas. Según Alice, la caja en
sí misma era un tesoro de valor incalculable que podría haber oscurecido a
cualquier pieza de joyería que fuera allí dentro.
–Siempre me he
preguntado por el paradero de las joyas de la corona después de que Juan de
Inglaterra las empeñara en el siglo XIII –comentó Carlisle. –Supongo que no me
sorprende de que los Vulturis tomaran parte en ello.
"Wow, eso suena como un regalo muy bonito" dijo Emmett.
"Y es para alguien que no puede soportar que le den regalos"
Jasper se rió entre dientes.
La gargantilla de
oro era sencilla, una gruesa cadena con eslabones en forma de escamas, imitando
a una suave serpiente que podía enrollarse alrededor del cuello. De ella
colgaba una joya: un diamante blanco del tamaño de una pelota de golf.
El poco sutil
recordatorio de la nota de Aro me interesó más que la misma joya. Los Vulturis
necesitaban cerciorarse de mi inmortalidad y de la obediencia de los Cullen, y
no tardarían en querer comprobar ambos aspectos. Y yo no deseaba verlos cerca
de Forks, por lo que solo había una manera de mantener nuestra vida allí a
salvo.
–No vas a ir sola
–había insistido Edward entre dientes, con las manos cerradas en forma de
puños.
–No me harán daño
–repliqué yo en el tono de voz más tranquilizador que pude improvisar,
forzándola a que sonara segura. –No tienen motivos para eso, ahora soy un
vampiro. Caso cerrado.
"Eso no quiere decir que puede confiar en que no le harán daño"
susurró Edward.
"No lo harán, Edward" dijo Carlisle con calma. "Aro se
veía demasiado curioso por averiguar qué podía hacer... eh... ¿qué don podría
tener?."
–No. No, ni hablar.
–Edward, es la única
manera de proteger a la niña.
Y él no había sido
capaz de argumentar en contra de esto. Mi lógica era clara como el agua.
"Y a Eddy definitivamente no le gusta eso" se rió Emmett.
Incluso durante el
corto período de tiempo que había conocido a Aro me había dado cuenta de que su
naturaleza era la del coleccionista, y sus piezas más valoradas eran las vivas.
Codiciaba la belleza, el talento, y la rareza en sus seguidores inmortales más
que cualquier joya que pudiese atesorar bajo las bóvedas de su hogar. Ya era
suficientemente desafortunado que ambicionara las capacidades de Alice y
Edward, y yo no quería darle más razones para que estuviera cerca de la familia
de Carlisle.
"Sí, bueno, creo que ya las tiene" murmuró Jasper.
"De acuerdo. Creo que ella estaría en su lista de cosas que desea"
frunció el ceño Carlisle.
Edward estaba entre dientes.
"Lo siento, Edward" suspiró Carlisle.
Renesmee era
hermosa, tenía un don y era única, solo existía ella en su especie. Él no debía
verla ni siquiera a través de los pensamientos de otro.
"Ella tiene toda la razón" dijo Carlisle.
"Tiene que haber una manera que pueda darle algún tipo de
seguridad" dijo Edward rotundamente. "Ella no puede ir sola."
"No veo cómo" Carlisle frunció el ceño. "Cualquier
persona que fuera con ella podría ser una amenaza potencial para renunciar a
Nessie."
"Cualquiera que conozca acerca de Nessie, al menos" dijo
Emmett.
"¿Qué dijiste?" Edward levantó la cabeza hacia su hermano.
"Eso es todo... ¿podría ir con alguien que no sepa de Renesmee?"
"Eso podría funcionar, pero... ¿quién?" dijo Carlisle
pensativo.
"No sé" dijo Edward. "Con los Denali tal vez."
"No creo que alguno de ellos quiera ir con los Volturi" dijo
Jasper.
"Eso es cierto... sería difícil encontrar a alguien que voluntariamente
quiera ir con los Volturi" dijo Carlisle.
"Aún así, estoy seguro de que podríamos convencer a alguien para
ir con ella" dijo Edward.
"Incluso si no les dicen la razón por la cual uno de nosotros no
puede simplemente ir con ella" dijo Jasper. "Creo que es una especie
de idea vaga, Edward. Si Aro lee sus pensamientos, sabría que estámos tratando
de mantener algo fuera de él."
"Mmm" resopló Edward molesto de que su hermano de nuevo tenía
un punto.
Y yo era la única a
la cual no era capaz de leerle el pensamiento, motivo por el que debía ir sola.
Alice no preveía
ningún problema en mi viaje, pero le preocupaba la poca definición de sus
visiones. Decía que a veces percibía algo brumoso cuando había decisiones
externas que podrían entrar en conflicto, pero que aún no habían sido resueltas
con solidez.
Edward frunció el ceño aún más. Él deseaba tener algún tipo de garantía
de que estaría a salvo.
Esta falta de
certeza hacía que Edward, ya vacilante, se opusiera de modo resuelto a mi
propósito.
"¿De Verdad?" Emmett resonó. "¡Eso es impactante!"
Quería acompañarme
hasta que hiciera la conexión en Londres, pero yo no deseaba dejar a Renesmee
sin ambos padres, así que Carlisle vendría en su lugar. Esto nos relajó a los
dos un tanto, el saber que Carlisle estaría a unas pocas de distancia.
"Es cierto... pero sólo un poco" murmuró Edward.
Alice continuó
escaneando el futuro, pero sus hallazgos no guardaban relación alguna con lo
que ella estaba buscando. Una nueva tendencia en el mercado de valores, una
posible visita de reconciliación por parte de Irina, aunque su decisión aún no
era firme, una tormenta de nieve que no nos afectaría al menos durante otras
seis semanas, una llamada de Renée, para la cual yo estaba practicando una voz
algo más ruda que la mía habitual y en la que mejoraba día a día… porque, para
su conocimiento, yo todavía estaba enferma, aunque recuperándome.
Compramos los
billetes para Italia el día después de que Renesmee cumpliera los tres meses.
Planeaba que fuera una expedición muy corta, así que no había hablado del tema
con Charlie. Jacob lo sabía y se puso de lado de Edward en este asunto. Sin
embargo, la discusión de aquel día versaba sobre Brasil, porque él estaba
decidido a ir con nosotros.
Nosotros tres,
Jacob, Renesmee y yo, habíamos salido juntos de caza. La dieta de sangre animal
no era la favorita de la niña.
"Bueno, no es el nuestro tampoco" dijo Emmett. "Es algo
que tienes que vivir..."
Y ese era el motivo
por el cual se le permitía a Jacob que nos acompañase. Jacob lo había
convertido en una competición entre ellos dos y eso hacía que Renesmee
estuviera más dispuesta a esta sesión de caza que a ninguna otra cosa.
"Quiero ir también" Emmett hizo un puchero. "Yo les
enseñaría quién es el mejor."
Renesmee tenía muy
claro el asunto este de que cazar humanos no era bueno, por eso para ella la
sangre donada era un buen acuerdo.
Carlisle se rió de eso; disfrutando el razonamiento detrás de él.
La sangre humana le
satisfacía y parecía ser compatible con su sistema, pero reaccionaba a toda
clase de comida sólida con la misma resignación martirizada que yo había
mostrado en algún momento ante la coliflor y las judías blancas. Al menos, la
sangre animal era mejor que eso. Tenía una naturaleza competitiva y el reto de
vencer a Jacob hacía que mirara la caza con expectación.
"Ella va a encajar perfectamente en esta familia, entonces"
dijo Emmett.
"Ella encaja a la perfección incluso sin eso" dijo Rosalie
con firmeza.
–Jacob –le dije,
intentando razonar con él de nuevo, mientras Renesmee bailoteaba delante de
nosotros en el gran claro, buscando un olor que le gustara, –tú tienes aquí
obligaciones, Seth, Leah…
Él resopló.
–No soy la niñera de
la manada. De todos modos, ellos también tienen responsabilidades en La Push.
"Hum, ni siquiera puede tomar sus obligaciones en serio" se
quejó Rosalie.
–¿Y tú no? ¿Acaso
vas a dejar de modo oficial el instituto, entonces? Si quieres mantener el
nivel de Renesmee vas a tener que estudiar en firme.
"Ella tiene un excelente punto allí" se rió Emmett.
"Argh, ¿cómo podría quedar atrapada Renesmee con este burro?"
gruñó Rosalie.
"En realidad, creo que Jacob puede ser bastante perspicaz cuando
quiere serlo" dijo Carlisle. "Y estoy seguro de que va a madurar
rápidamente ahora."
–Solo me he tomado
un año sabático. Regresaré a la escuela cuando las cosas… vayan más despacio.
Perdí la
concentración en mi parte de la discusión cuando él dijo eso, y ambos miramos
de modo automático a la niña. Ella estaba observando cómo los copos de nieve
revoloteaban por encima de su cabeza. Se derretían antes de que llegaran a la
hierba que amarilleaba en el enorme prado con forma de cabeza de flecha donde
nos encontrábamos. Su arrugado vestido de color marfil era solo un tono más
oscuro que la nieve y sus rizos marrón rojizo resplandecían aunque el sol
estaba bien oculto detrás de las nubes.
Se agazapó durante
un instante y luego saltó a unos cinco metros de altura por el aire delante de
nosotros.
"Todo un salto vertical" se rió Emmett.
Sus manitas
atraparon un copo y se dejó caer con ligereza sobre los pies.
Se volvió hacia
nosotros con su sorprendente sonrisa, algo a lo que era imposible
acostumbrarse, y abrió las palmas de las manos para mostrarnos la estrella de
hielo de ocho puntas perfectamente formada antes de que se derritiera.
–Qué bonita –le
contestó Jacob, apreciando su gesto, –pero creo que estas perdiendo el tiempo,
Nessie.
Ella corrió de
regreso hacia Jacob y él le tendió los brazos justo en el momento en que ella
saltó dentro de ellos. Siempre se movían de un modo absolutamente sincronizado.
Ella hacía esto cuando debía decirle algo, porque seguía prefiriendo no hablar
en voz alta.
Renesmee tocó su
rostro, poniendo una adorable mala cara cuando escuchamos el sonido de un
pequeño rebaño de alces alejándose en el bosque.
–Segurísimo que no
tienes sed, Nessie –repuso Jacob con cierto talante sarcástico, pero más
indulgente que otra cosa. –¡Lo que pasa es que te da miedo que sea yo el que
atrape el más grande otra vez!
Ella saltó al suelo
de nuevo desde los brazos de Jacob, aterrizando con ligereza y poniendo los
ojos en blanco, un gesto que la hacía parecerse mucho a Edward.
"Aww" arrullaron las chicas de nuevo, y luego se echaron a
reír.
Y luego salió
disparada entre los árboles.
–¡Ya voy yo! –me
dijo Jacob cuando me incliné como si fuera a seguirla. Se arrancó la camiseta
mientras cargaba detrás de ella hacia el bosque, temblando ya. –¡No vale si
haces trampas! –le gritó a Renesmee.
Le sonreí a las
hojas que habían dejado flotando detrás de ellos, al mismo tiempo que sacudía
la cabeza. Algunas veces Jacob era más crío que la misma Renesmee.
"¿Qué quiere decir con "a veces"?" resopló Rosalie.
"Lo dice la mujer que está casada con un niño de gran tamaño"
bromeó Alice.
"Hey" hizo un puchero Emmett.
Hice una pausa,
dándoles a mis cazadores una ventaja de unos cuantos minutos. Era de lo más
sencillo seguirles la pista y a Renesmee le encantaría sorprenderme con el
tamaño de su presa. Sonreí otra vez.
El estrecho prado
estaba muy tranquilo y desocupado. Los copos revoloteaban y se disolvían para
desaparecer antes de caerme encima. Alice había visto que no llegaría una
verdadera nevada hasta dentro de bastantes semanas.
Por lo general,
Edward solía acompañarme en estas expediciones de caza, pero hoy estaba con
Carlisle, planeando el viaje a Rio, discutiendo el tema a espaldas de Jacob…
fruncí el ceño.
"Argh... a ella le gusta el cachorro de nuevo" se quejó
Edward.
"Y no estas tan loco con el cachorro" señaló Jasper
sonriendo.
Cuando volviera, me
pondría de parte de Jacob. Él debía venir con nosotros, se jugaba en esto casi
tanto como cualquiera de nosotros, ya que arriesgaba su vida, igual que yo la
mía.
De forma rutinaria,
recorrí con los ojos la ladera de la montaña en busca de presas y peligros
mientras me ensimismaba en los acontecimientos inminentes. No pensé en ello,
fue un impulso automático.
O quizás había una
razón para mi escaneó, algo imperceptible que disparó mis sentidos agudos como
cuchillas antes de que siquiera fuera yo consciente de ellos.
"¿Qué?" dijo Edward preocupado. "¿Qué es?"
Cuando mis ojos
recorrieron el borde de un acantilado distante, que alzaba su contorno azul
grisáceo contra el verde casi negro del bosque, un fulgor plateado, ¿o tal vez
dorado?, atrapó mi atención.
Mi mirada se
concentró en el color que no debía estar allí, tan lejana en la bruma que ni un
águila hubiera sido capaz de descubrirlo. Me quedé observandolo.
Ella me devolvió la
mirada.
"¿Ella?" Edward preguntó, todavía preocupado. "Esto no
suena bien."
Rosalie pudo ver que Carlisle y Jasper estaban a punto de decir algo,
pero ella empezó a leer con rapidez, quería saber realmente quién era y no sólo
especular sobre ello.
No albergué dudas de
que se trataba de una vampira. Su tez era del color blanco del mármol, y tu
textura un millón de veces más suave que de la piel humana. Incluso bajo las
nubes relucía con ligereza. Y si no la hubiera delatado la piel, lo habría
hecho la inmovilidad. Solo los vampiros y las estatuas eran capaces de estar
tan perfectamente quietos.
Tenía el pelo de
color rubio muy claro, casi plateado. Ese había sido el resplandor que había
captado mi atención, ya que le caía recto, como cortado con una regla, hasta la
altura de la barbilla, partido en dos lados iguales por una raya al medio.
"Por lo tanto, es Irina" murmuró Carlisle relajado.
Edward, sin embargo, no lo hizo. Todavía no le gustaba lo que estaba
pasando.
Era una extraña para
mí, estaba segura de que no la había visto jamás antes, ni siquiera cuando era
humana. Ninguno de los rostros que había en mi nebulosa memoria era como este,
pero la reconocí por sus oscuros ojos dorados.
Irina había decidido
venir, después de todo.
Durante un momento
me quedé mirándola y ella me devolvió la mirada. Me pregunté si adivinaría de
forma inmediata mi identidad.
"Probablemente, no hay otros recién nacidos que permanezcan con
nosotros, después de todo" rió Emmett.
Alcé la mano a
medias, como para saludar, pero su labio se torció un poco, dándole a su rostro
un aspecto repentinamente hostil.
"¿Por qué está hostil?" preguntó Esme su voz temblaba un
poco.
"No sé" dijo Carlisle preocupado de nuevo.
Escuché el grito de
victoria de Renesmee en el bosque y enseguida el aullido de Jacob, haciéndole
eso, y vi cómo Irina arrugaba la cara de modo reflexivo ante el sonido, cuando
le llegó unos segundos más tarde. Su mirada se deslizó hacia la derecha, y supe
lo que estaba viendo. Un enorme licántropo de color rojizo, quizás el mismo que
había matado a Laurent.
"Oh, querida... eso no puede ser bueno" suspiró Esme.
"Estúpido perro callejero, arruinando todo" siseó Rosalie.
¿Cuánto tiempo
llevaba observándonos? Seguro que el suficiente para apreciar la naturaleza y
la profundidad del cambio que se había producido entre nosotros.
Su rostro se
contrajo en un espasmo de dolor.
De forma instintiva,
abrí las manos frente a mí en un gesto de disculpa. Mientras me daba la
espalda, curvó el labio hacia arriba sobre los dientes, abrió la mandíbula y
aulló.
Edward estaba entre dientes, no le gustaba el hecho de que le iba a
gruñir a Bella.
Cuando el tenue
sonido me llegó, ella ya se había vuelto definitivamente y había desaparecido
en el bosque.
–¡Mierda! –gruñí.
"Tienes razón, hermana" rió Emmett.
Salí disparada hacia
el bosque detrás de Renesmee y Jacob, preocupada por no tenerlos a la vista. No
sabía en qué dirección había partido Irina, o lo furiosa que estaba en esos
momentos. La venganza era una obsesión bastante común entre los vampiros, y no
era nada fácil de suprimir.
Edward entrecerró los ojos.
"Ella no haría eso" Carlisle trató de sonar convincente.
"No te preocupes".
Corriendo a la
máxima velocidad, solo me llevó dos segundos alcanzarlos.
–El mío es más
grande –insistía Renesmee cuando me precipité entre los espesos arbustos hasta
el pequeño claro donde estaban.
Las orejas de Jacob
se aplastaron hacia atrás cuando reconoció mi expresión; se inclinó hacia
delante, mostrando los dientes, con el hocico ensangrentado después de la caza.
Sus ojos rastrearon el bosque y pude escuchar el rugido que comenzaba a
formarse en su garganta.
La niña estaba tan
alerta como Jacob. Abandonando el ciervo muerto a sus pies, saltó hacia mis
brazos que la esperaban, apretando sus manos curiosas contra mis mejillas.
–Es una reacción
exagerada –les aseguré con rapidez. –Todo va bien, o eso creo. Tranquilos.
Saqué el móvil y
toqué el botón de marcación rápida. Edward contestó al primer timbrazo. Jacob y
Renesmee escucharon con atención, a mi lado, mientras informaba a Edward.
–Ven, trae a
Carlisle –comenté con tanta rapidez que me pregunté si Jacob podría seguir la
frase, –he visto a Irina y ella me ha visto a mí, pero entonces ha percibido a
Jacob, se ha enfurecido y ha huido, creo. No ha aparecido por aquí, bueno, no
todavía, pero parecía bastante enfadada o sea que quizá se presente en
cualquier momento. Y, si no es así, Carlisle y tú deben salir tras ella y
hablarle. Me siento fatal.
"No es tu culpa" dijo Rosalie.
El rugido de Jacob
retumbó.
Y parecía molesta por su reacción.
–Estaremos ahí en
medio minuto –me aseguró Edward, y escuché el roce del viento que generó su
carrera.
Nos apresuramos
hacia el prado grande y allí esperamos en silencio mientras yo aguzaba el oído
para detectar la aproximación de alguien que no pudiéramos reconocer.
Pero el primer
sonido que percibí era muy conocido. En un instante Edward estuvo a mi lado y
Carlisle, unos cuantos segundos más tarde. Me sorprendió escuchar el conjunto
de pesadas y grandes patas que siguió a Carlisle. Seguro que no debía de
haberme sorprendido que Jacob hubiera pedido refuerzos, ya que era lo normal al
estar Renesmee en el más mínimo riesgo.
"Debes admitir que eso es bueno" dijo Emmett.
Rosalie rodó los ojos y aceptó de mala gana "supongo."
–Estaba allí, en lo
alto de aquel acantilado –les dije con rapidez, señalando el punto exacto. Si
Irina estaba huyendo gozaba ya de una buena ventaja: ¿pararía ella para
escuchar a Carlisle? Su expresión me hacía pensar que no. –Quizá deberían
haberles dicho a Emmett y Jasper que vinieran también con ustedes. Parecía…
realmente enfadada. Me rugió.
–¿Qué? –inquirió
Edward con voz alterada.
Carlisle puso una
mano sobre su hombro.
–Está sufriendo. Yo
iré tras ella.
–Yo voy contigo
–insistió Edward.
Intercambiaron una
larga mirada, en la que quizá Carlisle estuvo midiendo la irritación de Edward
con Irina frente a su capacidad de ayuda como lector de mentes.
Todo el mundo se rió de eso y el hecho de que la sonrisa de Carlisle
fuera más grande parecía sugerir que Bella probablemente tenía razón.
Al final, Carlisle
asintió, y ambos se marcharon para seguir el rastro sin llamar a Emmett y
Jasper.
Jacob, enojado,
empujó mi espalda con la nariz. Quería llevar a Renesmee de vuelta a la
seguridad de la casa, sólo por si acaso. Estuve de acuerdo con él y ambos nos
apresuramos hacia allí con Seth y Leah flanqueándonos.
Renesmee estaba
encantada en mis brazos con una mano aún descansando en mi mejilla. Como la
expedición de caza se había suspendido, tendría que apañarse con la sangre
donada. Sus pensamientos eran bastantes petulantes.
"Ella es definitivamente tu hija" Emmett se rió entre
dientes, y todo el mundo se echó a reír.
"Eso es todo" dijo Rosalie también sonriendo mientras le
entregaba el libro de Alice.
me encanto, publica pronto, por fis
ResponderEliminar