CAPITULO 28: EL FUTURO
TRADUCCIÓN: Lorena Espinosa.
"El futuro" leyó Alice.
"Tengo un mal presentimiento" murmuró Edward con un
estremecimiento.
"Por supuesto que sí, eres un pesimista, que siempre tiene una
mala sensación" se rió Emmett. "Hay que empezar a ver el lado
positivo de las cosas."
"Eso nunca va a pasar" se rió Jasper.
Carlisle y Edward no
fueron capaces de interceptar a Irina antes de que su rastro desapareciera en
el estrecho. Nadaron hasta el otro lado para ver si se había marchado en línea
recta, pero no había ninguna pista suya en kilómetros fuera cual fuese la
dirección que se tomara en la playa que daba al este.
"Oh querida, realmente deseo que se encuentre con ella"
frunció el ceño Esme.
"Sí, yo también" dijo Edward, aunque su expresión era
diferente.
Todo había sido por
mi culpa. Ella había venido para hacer las paces con los Cullen, tal y como
Alice había visto, solo para llenarse de ira al ver mi camaradería con Jacob.
Desearía haberla visto antes de que mi amigo el lobo entrara en fase. También
desearía haber ido a cazar a cualquier otro lado.
No había mucho que
se pudiera hacer. Carlisle había llamado a Tanya con aquellas noticias tan
decepcionante. Tanya y Kate no habían visto a Irina desde que decidieron ir a
mi boda y estaban consternadas por que hubiera llegado tan cerca sin volver a
casa. Para ellas no era fácil haber perdido a su hermana, por muy temporal que
fuera la separación. Me pregunté si esto les traería dolorosos recuerdos de
cuando habían perdido a su madre hacía ya tantos siglos.
"Podría" murmuró Jasper y Esme suspiró miserablemente.
Alice pudo captar
algunos atisbos del inmediato futuro de Irina, aunque nada demasiado concreto.
No iba a regresar a Denali, y eso era todo lo que Alice podía decir. La imagen
se mostraba nebulosa. Casi todo cuanto había podido entrever era que Irina
estaba visiblemente alterada y que vagaba con una expresión devastada en el
rostro por tierras salvajes barridas por la nieve… ¿Hacia el norte?, ¿al este…?
No había tomado ninguna decisión definida sobre qué hacer más allá de este
vagabundeo entristecido y sin dirección precisa.
Alice frunció el ceño y se sentía incómoda; esto era algo que alguien
haría si estaban tratando de mantener algo fuera de su visión. Miró a Edward y
sabía que estaba de acuerdo con ella, pero ninguno de ellos expresó esta
terrible observación. Tampoco podían mantener el prefacio alejados de sus
mentes tampoco.
Los días pasaron y,
aunque por supuesto no olvidé nada, Irina y su dolor se trasladaron al fondo de
mi mente. Había cosas más importantes que pensar en esos momentos. Me marcharía
a Italia en pocos días y todos partiríamos a Sudamérica en cuanto regresara.
Ya habíamos repasado
cientos de veces hasta el menor de los detalles. Comenzaríamos con los ticunas,
rastreando sus leyendas hasta donde pudiéramos llegar, lo más cerca posible de
sus fuentes. Ahora que se había aceptado que Jacob vendría con nosotros, él
había adquirido un papel importante en los planes, ya que no parecía probable
que la gente que creía en los vampiros quisiera contarnos a nosotros sus
historias.
"Ese es un buen punto" dijo Carlisle. "Realmente vamos a
necesitarlo para ayudarnos."
"Argh" gruñó Rosalie.
"Estoy seguro de que va a hacer que sea más fácil para nosotros encontrar
algo sobre Nessie" dijo Carlisle. "Y eso es lo más importante."
Si los ticunas nos
llevaban a un callejón sin salida, había otras tribus relacionadas con ellos en
la zona a las que investigar. Carlisle tenía algunos viejos amigos en el
Amazonas; si éramos capaces de encontrarlos, podrían tener también información
para buscar respuestas. Quedaban tres vampiros en el Amazonas, y era poco
probable que ninguno de ellos guardara relación alguna con las leyendas de
vampiros híbridos, ya que todas ellas era mujeres. No había forma de saber a
dónde nos llevaría nuestra búsqueda.
"Sin embargo, ellas conocen la zona y son bastante buenas en el
rastreo" dijo Carlisle. "Por no hablar de que sería bueno volver a
verlas."
No le había hablado
todavía a Charlie del largo viaje que ibamos a abordar y le daba vueltas a la
manera más adecuada de decírselo mientras continuaba la discusión entre Edward
y Carlisle. ¿Cuál sería la mejor manera posible de contarle las novedades?
Me quedé mirando a
Renesmee. Estaba acurrucada en el sofá, con la respiración más lenta debido al
sueño profundo y sus rizos enredados de forma desordenada en torno a su rostro.
Por lo general, Edward y yo la llevábamos a nuestra cabaña para acostarla, pero
esa noche, al estar él y Carlisle enfrascados en sus planes, nos habíamos
quedado con la familia.
Mientras tanto,
Emmett y Jasper se mostraban emocionados con la perspectiva de explorar nuevas
posibilidades de caza. El Amazonas ofrecía un cambio respecto a nuestras presas
habituales. Jaguares y panteras, por ejemplo. Emmett tenía el capricho de
luchar contra una anaconda.
Emmett se rió de la idea, y parecía algo intrigado.
Esme y Rosalie
estaban planeando qué meterían en las maletas, Jacob había salido con la manada
de Sam, preparando las cosas para su propia ausencia.
Alice se movió
lentamente –para ella– alrededor de la gran habitación, arreglando de modo
innecesario aquel espacio ya inmaculado, enderezando las guirnaldas colgadas
por Esme a la perfección. Estaba recolocando los jarrones en el centro exacto
del aparador justo en ese momento. Pude observar por el modo en que cambiaba su
rostro –ahora consciente, luego ausente, consciente de nuevo– que estaba
escaneando el futuro. Yo suponía que intentaba ver, a través de los puntos
ciegos que Jacob y Renesmee provocaban en sus visiones, lo que nos esperaba en
Sudamérica. Hasta que Jasper dijo: “Déjalo ya, Alice, ella no es cosa nuestra”,
y una nube de serenidad se extendió silenciosa e invisiblemente a través de la
habitación. Alice debía de haberse estado preocupando otra vez por Irina.
Le sacó la lengua a
Jasper y después elevó un jarrón de cristal que estaba lleno de rosas blancas y
rojas y se volvió hacia la cocina. Una de las flores blancas había comenzado a
marchitars, apenas una mínima traza, pero aquella noche Alice parecía querer
alcanzar la perfección para distraerse de su falta de visiones.
"Fue una distracción, siempre quiero la perfección absoluta"
declaró Alice.
"Sí, y es realmente molesto si me preguntas" rió Emmett.
"Nadie te preguntó" Alice entrecerró los ojos hacia él.
Me quedé mirando de
nuevo a Renesmee, así que no vi cuando el jarrón se deslizó de las manos de
Alice. Solo escuché el susurro del aire al rozar el cristal y mis ojos se
elevaron a tiempo de ver cómo el florero se destrozaba contra el suelo de
mármol de la cocina en diez miel fragmentos diamantinos.
"¿Por qué se le cae el jarrón?" preguntó Esme, no preguntando
sobre el jarrón en absuloto, aunque estaba segura de que era uno de los que le
gustaban. Todo el mundo sabía que lo que había visto Alice tenía que ser algo
realmente terrible como para que dejara caer algo.
"Los Volturis" dijo Edward lo que todos pensaban.
"Estaban en el prefacio" dijo Emmett, y casi parecía excitado
y sin embargo estaba claro que aún estaba preocupado. "Supongo que estamos
a punto de descubrir por qué."
Todos los ojos estaban puestos en Alice pidiendo que leyera y
rápidamente ese deseo se cumplió.
Todos nos quedamos
inmóviles mientras los trozos saltaban y se dispersaban en todas direcciones con
un tintineo desagradable, los ojos fijos en la espalda de Alice.
Mi primer
pensamiento ilógico fue que nos estaba gastando alguna broma. Porque no había
forma alguna de que pudiera haber dejado caer el jarrón por accidente. Me
habría lanzado a través de la habitación para atraparlo yo misma, y con tiempo
suficiente, si no hubiera supuesto que ella lo haría. Además, ¿Cómo era posible
que se le hubiera deslizado entre los dedos? Esos dedos perfectamente seguros…
Nunca había visto a
ningún vampiro dejar caer nada por accidente. Jamás.
"Bueno, ha pasado dos veces antes" murmuró Alice y lo dejó en
eso; pero todo el mundo sabía que lo que había llegado después de eso no había
sido muy bueno.
Y después Alice se
volvió para enfrentarse a nosotros, con un movimiento tan rápido que casi no
existió.
Sus ojos estaban en
parte aquí y en parte perdidos en el futuro, dilatados, fijos, llenando de tal
modo su rostro delgado que parecía que se le iban a salir. Mirarla a los ojos
era como asomarse desde el interior de una tumba hacia fuera. Me quedé sumida
en el terror, la desesperación y la agonía de aquella mirada.
Todo el mundo estaba ahora congelado mientras Alice leía, sin
molestarse en tratar de ocultar su preocupación a medida que leía.
Escuché jadear a
Edward, un sonido roto, medio ahogado.
–¿Qué? –rugió
Jasper, saltando a su lado en un movimiento borroso por su rapidez, aplastando
los cristales rotos bajo sus pies. La agarró de los hombros y la sacudió con
fuerza. Ella pareció balancearse en silencio entre sus manos. –¿Qué es, Alice?
Emmett se movió en
mi visión periférica, con los dientes al descubierto mientras sus ojos se
precipitaban hacia la ventana anticipando un ataque.
La tensión se duplicó.
"Si es lo que tememos, no creo que sea un ataque inmediato"
dijo Jasper con una voz incómoda, y tuvo que hacer frente a seis vampiros
preocupados junto con sus propias preocupaciones. Esto tuvo el efecto que
esperaba, porque la tensión se aflojó en silencio, pero de ninguna manera se fue.
No hubo más que
silencio procedente de Esme, Carlisle y Rose, que se quedaron completamente
paralizados, al igual que yo.
Jasper sacudió de
nuevo a Alice.
–¿Qué pasa?
–Vienen por nosotros
–susurraron Alice y Edward a la vez, sincronizados a la perfección, –y acuden
todos.
Y la tensión de antes estaba de nuevo cuando se confirmó su peor miedo.
Silencio.
Por una vez, fui la
más rápida en comprender, porque algo en sus palabras disparó mi propia visión.
"¿Por qué no entendemos?" dijo Emmett. "Sabemos que los
Volturi son una amenaza para nosotros... una de las únicas cosas por la que
tendrían que preocuparse Edward y Alice..."
"Eso es cierto, pero estaos escuchando esto desde la perspectiva
de Bella y estamos recibiendo todos sus puntos de vista" dijo Carlisle con
voz tensa, que causó Emmett se estremeciera un poco. Estaba claro que el hombre
de más edad tenía miedo y que no era algo que mostrara normalmente. "Y
estoy seguro de que está más preocupada por este suceso que cualquiera de
nosotros."
Era solo el recuerdo
distante de un sueño, tenue, transparente, incorrecto, como si estuviera
mirando a través de una gasa espesa… En mi mente, vi la línea negra avanzar
hacia mí, el fantasma de mi pesadilla humana casi olvidada. No pude distinguir
el reflejo de sus ojos color rubí en esa imagen que se percibía tras un velo,
ni el brillo de sus agudos dientes húmedos, pero sabía que estaban allí…
Más fuerte que el
recuerdo de la pesadilla llegó la evocación del sentimiento, la necesidad
desgarradora de proteger aquella cosa preciosa que tenía a mis espaldas.
Quería tomar a
Renesmee en mis brazos.
"Renesmee" Todo el mundo se quedó sin aliento. Sus ojos
estaban llenos de miseria y sus caras se pusieron más pálidas.
"Ellos van a pensar que es un niño inmortal" Emmett expresó
los miedos de cada uno; él era el único que podía.
"No..." Rosalie y Esme gimieron miserablemente, y Esme se
agarró en los brazos de Carlisle para llorar, como sólo un vampiro podía.
Edward se congeló en su lugar, como tantas otras veces, en la lectura
de los libros, pero esta vez sus ojos estaban calculando. Estaba tratando de
pensar en una forma de detener esto.
"No vamos a permitir que esto suceda" dijo Rosalie entre
dientes, y aunque estaba claro que ella todavía estaba triste y preocupada, su
ira y su actitud protectora se estaban mostrando con más claridad.
"¿Qué podemos hacer?" preguntó Jasper, su voz un poco tensa,
como si estuviera siendo aplastado por algo; que en cierto modo se sentía así.
"Ellos van a enviar a sus mejores vampiros... y a un montón de ellos. Nuestra
familia es grande y poderosa, pero el ejército Volturi es más grande y más
potente..."
"Así que sólo vamos a ceder" se burló Emmett. "Vamos a proteger
a esta familia y sin duda vamos a proteger a Nessie con nuestras vidas."
Jasper no dijo nada, aunque apreció las palabras de su hermano y lo que
hizo a todos los demás en la habitación. Alice empezó a leer de nuevo después
de eso; desesperados por saber lo que iba a suceder.
Esconderla detrás de
mi piel y mi pelo, hacerla invisible, pero ni siquiera logré darme la vuelta
para mirarla, porque más que en piedra, parecía haberme convertido en hielo.
Por primera vez desde que había renacido como vampiro, sentí frío.
Apenas pude escuchar
la confirmación de mis miedos. No lo necesitaba, porque yo ya lo sabía.
–Los Vulturis –gimió
Alice.
–Vienen todos
–afirmó Edward casi al mismo tiempo.
"Todos ellos" dijo Carlisle, había palidecido más de lo que se
podía imaginar. "¿Quieres decir que incluso las esposas...?"
No hubo respuesta a eso así que Alice siguió leyendo.
–¿Por qué? –susurró
Alice para sus adentros. –¿Cómo?
–¿Cuándo? –preguntó
Edward con un hilo de voz.
–¿Por qué? –inquirió
Esme a su vez en un eco.
–¿Cuándo? –insistió
Jasper con un gruñido que sonó igual que el hielo al astillarse.
Los ojos de Alice no
pesatañearon, pero fue como si un velo los hubiera cubierto, quedaron
completamente inexpresivos. Solo su boca mantenía aquella expresión
horrorizada.
–No tardarán mucho
–replicaron Alice y Edward a la vez. Y luego ella habló sola. –Hay nieve en el
bosque y en la ciudad. En poco más de un mes.
"¿Por qué les lleva tanto tiempo?" dijo Jasper entre dientes.
"Todos ellos están viniendo" respondió Carlisle. "Esa es
la única cosa que puedo pensar en que haría que les lleve mucho tiempo."
–¿Por qué? –Carlisle
fue el que preguntó esta vez.
Esme contestó.
–Ha de haber una
razón. Quizá si supiéramos…
–No tiene nada que
ver con Bella –repuso Alice con la voz cavernosa. –Vienen todos: Aro, Cayo,
Marco, todos los miembros de su guardia, incluso sus esposas.
–Ellas nunca
abandonan la torre –la contradijo Jasper con voz monótona. –Jamás, ni siquiera
durante los años de la rebelión del sur. Ni cuando los vampiros rumanos
intentaron derrocarlos. Ni cuando fueron a cazar a los niños inmortales. Jamás.
–Pues ahora si
vienen –murmuró Edward.
–Pero, ¿Por qué?
–repitió Carlisle de nuevo. –¡No hemos hecho nada! Y si lo hemos hecho, ¿Qué
puede ser que justifique todo eso?
Todo el mundo se estremeció al oír eso.
–Somos tanto
–respondió Edward desanimado, –que querrán asegurarse de que… –no terminó la
frase.
–¡Eso no explica la
cuestión crucial! ¿Por qué?
Comprendí que yo sí
conocía la respuesta a la pregunta de Carlisle, y que al mismo tiempo no la
conocía. Renesmee era la razón, de eso estaba segura. De algún modo había
sabido desde el mismísimo principio que vendrían por ella. Mi subconsciente me
lo había advertido antes incluso de que me enterara de que la traería al mundo.
Sin saber por qué, ahora me parecía que debíamos haber esperado este
movimiento. Como si de alguna manera hubiera sabido desde siempre que los
Vulturis tenían que venir a llevarse mi felicidad.
Pero aún así eso no
respondía la pregunta.
–Ve hacia atrás,
Alice –le suplicó Jasper, –busca lo que ha ocasionado esto, busca.
La interpelada sacudió
lentamente la cabeza, con los hombros hundidos.
–Ha venido de la
nada, Jazz. No los estaba buscando a ellos, ni siquiera a nosotros, solo
rastreaba a Irina. Ella no estaba donde yo esperaba que estuviera… –la voz de
Alice se desvaneció, con los ojos perdidos de nuevo.
"¡Irina!" Se escucharon más gritos de asombro, pero Edward
tenía sus ojos llenos de dolor y rabia y Alice estaba entre dientes, mientras asimilaba
lo que había leído.
"No puede ser" dijo Esme y Carlisle la apretó cerca de él,
ambos completamente dolidos de que alguien que consideraban parte de su familia
les haría esto.
"Si vió a Renesmee" dijo Jasper en voz baja. "Por la
distancia en la que estaba... sólo hay una conclusión que se le ha ocurrido."
"Pero ir a los Volturi..." susurró Alice. "Ella sabía
que sería una sentencia de muerte para nosotros."
"Sí, ella lo sabría" dijo Jasper con tono sombrío, y recordó
a todos más allá de las hermanas.
"Eso todavía no excusa esto" espetó Rosalie. "Ella
podría haber acabado de llegar a nosotros... ella no tiene por qué..."
"Eso es suficiente" dijo Edward con su voz áspera de la ira y
el dolor. "Ella fue a los Volturi y no hay nada que podamos hacer al
respecto ahora. Hablando de esto no va a suceder nada."
"Edward" dijo Esme, ella misma se desenredó de Carlisle y se
acercó a abrazar a su hijo, que parecía que realmente necesitaba un abrazo en
ese momento, a pesar de que nunca lo habría pedido.
"Estos libros no sólo nos van a ayudar" dijo Edward y su tono
era un poco más claro ahora, pero había una cierta cantidad de determinación en
ella. "Puedo ver que muchos de los errores que he cometido... o cosas que
han pasado ahora lo podemos evitar. Y esta es una de ellas. Si Renesmee va a
nacer en nuestra realidad, entonces vamos a tener que asegurarnos de que la
familia de Tanya sabe de esto de antemano. no quiero un malentendido que se
interponga entre nuestras familias ".
"¿Puede simplemente pasar por alto esto?" dijo Rosalie;
siempre podía guardar rencor y uno que estaba en contra de su familia sólo
haría que sea más fuerte.
Edward la miró con ojos negros y fríos, y estaba claro que si Irina
llegó cerca de su casa ahora estaría en serios problemas. "Con el tiempo
creo que lo haré" dijo Edward. "Yo sé mejor que cualquiera todo el
dolor que ellas pasaron cuando perdieron a su madre..." terminó ahí, no
quería pensar en eso ahora.
Se quedó mirando a
la nada durante un segundo largo.
Y entonces alzó la
cabeza con brusquedad, los ojos tan duros como el pedernal. Escuché cómo Edward
contenía el aliento.
–Ella decidió
dirigirse a ellos –nos informó Alice, –Irina acudió a los Vulturis. Y entonces
ellos resolvieron… Es como si la hubiesen estado esperando. Como si ya hubieran
tomado la decisión, y solo aguardaran por ella…
"Eso es raro" murmuró Jasper entrecerrando los ojos.
"Sí, lo es" dijo Carlisle incómodamente, "pero sólo hay
una respuesta al delito que, supuestamente, hemos cometido."
Se hizo el silencio
de nuevo mientras diferíamos la información. ¿Qué les habría dicho Irina a los
Vulturis que diera lugar a la visión atroz de Alice?
–¿Podemos detenerla?
–preguntó Jasper.
–No hay forma. Ya
casi ha llegado.
–¿Qué está haciendo?
–preguntó Carlisle, pero yo ya no prestaba atención a la discusión. Estaba
concentrada en la imagen que de un modo tan doloroso se enseñoreaba de mi
mente.
Recordé a Irina
acuclillada en el acantilado, observando al acecho. ¿Qué era lo que había
visto? Un vampiro y un licántropo en términos de estrecha amistad. Me había
concentrado en esa imagen, una que habría explicado de manera lógica su reacción.
Pero eso no era todo lo que ella había visto.
También había visto
a una niña de belleza exquisita, saltando en medio de los copos de nieve, una
niña manifiestamente más que humana…
Rememoré lo relativo
a Irina y a las hermanas huérfanas…
Carlisle había
comentado que la pérdida de su madre a manos de la justicia de los Vulturis
había convertido a Tanya, Kate e Irina en unas puristas en lo tocante a las
leyes.
Apenas un minuto
antes, el propio Jasper lo había dicho: “Ni cuando fueron a cazar a los niños
inmortales…” Los niños inmortales… la ruina innnombrable, el terrible tabú…
Teniendo en cuenta
el pasado de Irina, ¿Cómo podía ella entender lo que había visto aquel día en
el pequeño claro? No había estado lo bastante cerca para haber oído latir el corazón
de Renesmee, sentir el calor que irradiaba su cuerpo. Por todo lo que ella
sabía, sus mejillas sonrosadas podrían haber sido un mero truco por nuestra
parte.
Después de todo, los
Cullen eran aliados de los hombres lobo. Desde el punto de vista de la vampira,
quizás esto quería decir que no había nada de lo que no fuéramos capaces…
Esa razón no parecía hacer feliz a nadie.
Irina, hundiendo sus
manos en aquella inhóspita tierra nevada, no haciendo duelo por Laurent,
después de todo, sino sabiendo que era su deber acabar con los Cullen,
conociendo lo que les ocurriría si lo hacía. Por lo que se ve, su conciencia
había vencido sobre siglos de amistad.
Y la respuesta de
los Vulturis a esta clase de infracción era automática, ya estaba decidido.
Me volví y me arrojé
sobre el cuerpo dormido de Renesmee, cubriéndola con mi pelo, enterrando mi
rostro en sus rizos.
–Piensen en lo que
ella vió aquella tarde –exclamé en voz baja, interrumpiendo lo que fuera que
Emmett había comenzado a decir. –¿Qué le parecería Renesmee a alguien que
hubiera perdido a su madre debido a los niños inmortales?
Todos volvieron a
quedar en silencio cuando comprendieron lo que yo había adivinado ya.
–Un niño inmortal
–susurró Carlisle.
Edward se arrodilló
a mi lado y nos cubrió a ambas con su abrazo.
–Pero está
equivocada –continué, –Renesmee no es como los otros niños. El crecimiento de
ellos se había detenido, pero ella es justo lo contrario. Ellos estaban fuera
de control, pero ella jamás ha hecho daño a Charlie, a Sue, ni les muestra
cosas que puedan alterarlos. Renesmee es capaz de controlarse, de hecho lo hace
bastante mejor que muchos adultos. No habría razón…
"Todo esto es cierto... pero los Volturi no se molestarán en ver
eso" dijo Jasper con gravedad.
Continué parloteando
a la espera de que alguien exhalara con alivio, confiando que aquella tensión
helada que flotaba en la habitación se relajara cuando se dieran cuenta de que
yo llevaba razón, pero la habitación solo se volvía más fría cada vez. Incluso
mi voz débil terminó por desvanecerse.
Nadie habló durante
un buen rato.
Y entonces Edward
susurró en mi pelo.
–Esta no es la clase
de crimen por la cual ellos hacen un juicio, amor –me dijo en voz baja. –Aro
verá la prueba de Irina en sus pensamientos. Ellos vendrán a destruir, no a
razonar.
–Pero están
equivocados –insistí con terquedad.
–No esperarán a que
se lo demostremos.
Su voz aún era
tranquila, dulce, como terciopelo… y aun así el dolor y la desolación en el
sonido se distinguían a la perfección. Su voz era como los ojos de Alice antes,
como el interior de una tumba.
–¿Y qué podemos
hacer nosotros? –le exigí.
Sentía a Renesmee
tan cálida y perfecta en mis brazos, soñando en paz. Me había preocupado tanto
por la velocidad de crecimiento de la niña, de que solo fuera a disfrutar de
una década de vida… que ese miedo parecía ahora pura ironía.
Un poco menos de un
mes…
Todo el mundo se estremeció.
Entonces, ¿ese era
el límite? Yo había disfrutado de una felicidad mayor que la de mucha gente.
¿Acaso había alguna ley natural que exigiera cantidades iguales de felicidad y
desesperación en el mundo? ¿Es que mi alegría había desequilibrado la balanza?
¿Eran cuatro meses todo lo que tendría?
Fue Emmett el que
respondió a mi pregunta retórica.
–Lucharemos –dijo
con calma.
–No podemos ganar
–gruñó Jasper. Era capaz de imaginarme ahora el aspecto de su cara, y cómo su
cuerpo se curvaría protectoramente en torno a Alice.
–Bueno, tampoco
podemos huir. No con Demetri alrededor –Emmett hizo un ruido de disgusto, y
supe de forma instintiva que no le molestaba la idea de enfrentarse al
rastreador de los Vulturis, sino la de escapar.
"Por supuesto que sí" declaró Emmett.
–Y no sé por qué no
podemos ganar –insistió, –hay unas cuantas opciones que considerar. No tenemos
por qué luchar solos.
"No... no" dijo Edward cuidadosamente. "Tal vez eso es
todo."
"¿Qué?" preguntó Jasper.
"Lee, Alice" dijo Edward. "No quiero especular en este
momento."
Mi cabeza se alzó
con brusquedad al oír aquello.
–¡No tenemos por qué
sentenciar a los quileute a muerte, Emmett!
–Cálmate, Bella –su
expresión no era diferente a cuando contemplaba la idea de luchar contra las
anacondas. Incluso la amenaza de la aniquilación no cambiaría la perpectiva de
Emmett, su capacidad para enfrentarse a un reto. –No me estaba refiriendo a la
manada. Sin embargo, sé realista, ¿crees que Sam o Jacob ignorarán una invasión
de este calibre, incluso aunque no tuviera que ver con Nessie? Por no mencionar
que, gracias a Irina, Aro sabe también ahora lo de nuestra alianza con los
lobos.
"Definitivamente tienes un punto" dijo Carlisle con voz
grave. "Los lobos van a estar en esta lucha con nosotros."
–Pero pensaba más
bien en otros amigos.
Carlisle se hizo eco
de mis palabras con otro susurro.
–Otros amigos a los
que no tenemos por qué sentenciar a muerte.
–Vale, pues
dejémosles a ellos que decidad –sugirió Emmett con tono implacable. –No digo
que tengan que luchar con nosotros –pude ver cómo el plan se refinaba en su
cerebro conforme hablaba. –Si tan solo se mantuvieran a nuestro lado, justo lo
suficiente para hacer dudar a los Vulturis… Bella tiene razón después de todo.
Tal vez bastara con que fuéramos capaces de obligarlos a hacer un alto y
escucharnos, quizás eso nos permitiera demostrar que no hay motivo alguno para
combatir…
"¿En serio estás sugiriendo algo que pueda impedir una
pelea?" le preguntó Alice.
Emmett se encogió de hombros sin saber la respuesta.
"De cualquier manera, es una buena idea" dijo Edward.
Había ahora un asomo
de sonrisa en el rostro de Emmett. Me sorprendía que nadie lo hubiera golpeado
a estas alturas. Yo quería hacerlo.
–Sí –convino Esme
con rápidez. –Eso tiene sentido, Emmett. Todo lo que necesitamos es que los
Vulturis se detengan un momento, lo suficiente para escuchar.
–Lo que necesitamos
es algo así como una exposición de testigos –replicó Rosalie con dureza, la voz
tan quebradiza como el cristal.
Esme asintió, de
acuerdo con sus palabras, como si no hubiera percibido el sarcasmo en el tono
de voz de Rosalie.
–Eso sí es algo que
podamos pedirles a nuestros amigos, solo que actúen como testigos.
–Nosotros lo
haríamos por ellos –añadió Emmett.
–Deberíamos
explicárselo de la manera correcta –murmuró Alice, la miré y vi cómo se abría
en sus ojos un oscuro vacío otra vez. –Tendríamos que demostrárselo con mucho
cuidado.
–¿Demostrárselo?
–preguntó Jasper.
Ambos, Alice y
Edward, miraron a Renesmee y los ojos de Alice se vidriaron de nuevo.
–La familia de Tanya
–dijo ella. –El aquelarre de Siobhan y el de Amun. Algunos de los nómadas…
Garrett y Mary, seguro. Quizá también Alistair.
"No se me ocurre que
Alistair quiera venir" murmuró Carlisle, pero Alice continuó
leyendo.
–¿Y qué te parece
Peter y Charlotte? –preguntó Jasper, algo temeroso, como si esperara que la
respuesta fuera “no” y le pudiera ahorrar a su viejo hermano la carnicería en
ciernes.
Jasper suspiró, probablemente estaba pensando en eso.
–Quizás.
–¿Y qué me decís de
las del Amazonas? –preguntó Carlisle. –¿Kachiri, Zafrina y Senna?
Alice parecía estar
totalmente sumergida en su visión como para contestar al principio, pero al
final se estremeció y sus ojos se movieron para volver al presente. Se encontró
durante una centésima de segundo con la mirada de Carlisle y después la bajó.
–No puedo ver más.
Alice se detuvo allí por un segundo, no estába segura de lo que eso
significaba, pero sabiendo que era algo y luego comenzó a leer de nuevo.
–¿Qué ha sido eso?
–preguntó Edward, su susurro convertido en una exigencia. –¿Vamos a ir a
buscarlas a esa parte de la jungla?
–No puedo ver más
–repitió Alice, sin encontrarse con sus ojos y un relámpago de confusión
recorrió el rostro de Edward. –Debemos separarnos y apresurarnos antes de que
la nieve caiga al suelo. Hay que dar una vuelta por ahí, encontrar el mayor
número posible de aliados y traerlos para enseñarles –y declaró de nuevo. –Ah,
pregunta a Eleazar. Aquí hay mucho más que el asunto de un niño inmortal.
Todo el mundo frunció el ceño.
El silencio se hizo
ominoso durante otro buen rato mientras Alice volvía a estar en trance.
Pestañeó con lentitud cuando se le pasó, los ojos peculiarmente opacos a pesar
de que se encontraba en el presente.
–Hay tanto trabajo
pendiente, hemos de apresurarnos –susurró ella.
–¿Alice? –preguntó
Edward. –Eso fue demasiado rápido… No comprendo. ¿Qué fue…?
–¡No puedo ver más!
–explotó ella dirigiéndose a él.
"¿Qué está pasando contigo?" preguntó Edward.
"No sé" dijo Alice un poco preocupada.
–¡Jacob casi ha
llegado!
Rosalie dio un paso
hacia la puerta principal.
–Me las apañaré…
–No, déjalo que
venga –replicó Alice con rapidez, la voz más aguda conforme hablaba. Agarró la
mano de Jasper y comenzó a arrastrarlo hacia la puerta trasera. –Mejor que me
aleje también de Nessie para ver mejor. Necesito irme. Necesito concentrarme de
verdad y ver todo lo que sea posible. Tengo que irme. Vamos, Jasper, ¡no
tenemos tiempo que perder!
Edward veía con recelo a Alice.
“Sería más fácil hacer esto sin
que todos me hagan preguntas todo el tiempo” pensó Alice, pero había un
tono en su voz mental que estaba un poco dudosa... o fue esperanzador; de cualquier
manera a ninguno de ellos le gustó mucho.
Todos pudimos
escuchar cómo se acercaba Jacob por las escaleras del porche, y Alice tiró
impaciente de la mano de Jasper. Él la siguió con rapidez, con la confusión
reflejada en los ojos, al igual que en los de Edward. Salieron disparados por
la puerta hacia la noche plateada.
–Apresurense –nos
gritó a sus espaldas. –¡Deben encontrarlos a todos!
–¿Encontrar qué?
–preguntó Jacob, cerrando la puerta detrás de él. –¿Adónde va Alice?
Nadie le respondió,
todos nos quedamos mirándolo.
Él se sacudió el
pelo mojado y metió las manos por las mangas de su camiseta, con los ojos
puestos en Renesmee.
–¡Hola, Bells! Creía
que se habrían ido a casa a estas horas…
Entonces me miró,
pestañeó y luego volvió a mirarme con más atención. Observé en su expresión
cómo la atmósfera de la habitación le afectaba por fin. Bajó los ojos al suelo
y sus pupilas se dilataron al observar la mancha mojada, las rosas dispersas,
los fragmentos de cristal. Sus dedos temblaron.
–¿Qué…? –inquirió
con voz monótona. -¿Qué es lo que ha ocurrido?
No sabía por dónde
empezar. Tampoco nadie conseguía encontrar las palabras.
Jacob cruzó la
habitación en tres largas zancadas y cayó de rodillas al lado de Renesmee y
mío. Pude sentir el calor que desprendía su cuerpo mientras los temblores
descendían por sus brazos hasta sus manos convulsas.
–¿Ella está bien?
–preguntó con exigencia, tocándole la frente e inclinando la cabeza para
escuchar su corazón. –¡No juegues conmigo, Bella, por favor!
–A Renesmee no le
pasa nada –conseguí hablar con voz ahogada, las palabras quebrándose de modo
extraño.
–¿Entonces, quién?
–Todos nosotros,
Jacob –susurré y también apareció en mi voz el sonido del interior de la tumba.
–Todo ha terminado. Hemos sido sentenciados a muerte.
"Ese es el final del capítulo" dijo Alice y Edward tomó el
libro inmediatamente. No importaba que no pueda soportar leer en este punto, porque esta vez, todos se
sentían de la misma manera.
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